Rara vez vemos en el cine o en el ámbito de las series de Estados Unidos el retrato de gente sin dinero. Basta con ver las grandes series del momento: Succession o The Morning Show, que gira en personas poderosas y millonarias; por eso es relajante cambiar a otra imagen y sumergirnos en un drama profundo, tan duro como esperanzador, tan valiente y a veces frustrante, como lo visto Maid.
Esta miniserie de Netflix tomó por sorpresa a muchos, incluyéndome, porque es un proyecto que no cuenta con grandes nombres detrás; pero sí un talento absolutamente avasallador. Las actuaciones y el casting es extraordinario, perfectamente acoplado para delimitar situaciones difíciles, traumáticas incluso, pero sobre todo con mucho corazón.
El papel de Margaret Qualley la catapulta inmediatamente al estrellato de los mejores talentos jóvenes en Hollywood. Ella había tenido roles pequeños antes de esta producción, por ello me alegro que aquí pueda sacar a luz todo su potencial. Personificar a Alex, una madre que sufre de abuso doméstico y busca escapar del mismo con la pequeña Maddy, es una tarea loable.
Aquí no verán el drama barato, expreso y fácil. En Maid no hay porno-miseria ni melodrama para resaltar acciones. La autenticidad en que van sucediendo las cosas, basadas en una novela autobiográfica por parte de Stephanie Land; permite que conectemos con las emociones internas de sus personajes.
¿De qué trata la miniserie Maid?
Esta producción que realmente me gustó mucho nos lleva a conocer a Alex, mientras escapa del padre de Maddy, un Sean (Nick Robinson) que tiene arranques de ira y tiene problemas de alcoholismo.
Sucede que Alex se da cuenta que debe buscar cualquier trabajo y dónde vivir para rehacer su vida. Y esto no será ninguna misión fácil de cumplir.
Eventualmente logrará encontrar trabajo como empleada doméstica. Ahí se topará con todo tipo de personas, adineradas la mayoría, que en un principio no le harán la vida fácil.
Luego la historia pasa por muchas vicisitudes; desde su conexión con Paula (una excelente Andie MacDowell), su madre, una mujer con bipolaridad o algo parecido; el encuentro con un «buen tipo» llamado Nate, así como el volverse a ver con su padre, quien no supo de ella en la mayor etapa de su vida.
En un torbellino de problemas por resolver se volverá el día a día para Alex, mientras batalla por conseguir ayuda gubernamental con programas sociales. Como paréntesis, debo decir que eso fue lo único que no me convenció tanto en Maid, cómo Alex va consiguiendo estos subsidios; claro que con dificultad, pero que creo que de haber sido negra o latina, no hubiese podido.
Veredicto
Maid es una historia que vale mucho la pena conocer, y que aunque es cierto hay mucho drama que te trastoca por dentro; también tienen elementos visuales de cierta fantasía, para aligerar algunas de esas situaciones.
Me gusta además cómo van destacando el tema del abuso doméstico, el abuso emocional que igualmente es grave para una mujer. Y cómo no es solo como de decir: «me voy de aquí» para evitarlo, sino que se necesita acompañamiento y comprensión.
En definitiva, Maid es una de las grandes series que podrán ver este año y que no querrán perderse para el próximo, porque seguro se llenará de premios.
