El terror es un gusto adquirido para quienes dedican tiempo al cine o la televisión. Aún así es subjetivo, algunos pueden preferir el frontal con jump scares y monstruos, y otros podemos preferir el sutil, misterioso y psicológico; algo de ello pueden encontrar en la recomendación que hago esta semana de la miniserie Midnight Mass.
Esta producción de Netflix, escrita y dirigida por Mike Flanagan (a quien pueden reconocer por llevar a cabo The Haunting Of Hill House y Bly Manor); nos transporta a una minúscula isla en Estados Unidos, con una población poco mayor de las 130 personas.
Ahí, hay una iglesia católica, la cual es presidida por un monseñor, sin embargo éste enferma en un viaje de peregrinación y deben llevar alguien que lo supla, por eso interviene en escena el Padre Paul. La interpretación del actor Hamish Linklater es una clase magistral de principio a fin. De hecho, únicamente por él, ya vale la pena Midnight Mass.
A raíz del arribo de este padre, así como del protagonista Riley Flinn que retorna tras pasar un tiempo en prisión; vamos a ir conociendo cómo funciona esta pequeña sociedad, la cual cambiará para siempre luego de ciertos acontecimientos sobrenaturales.
Terror a fuego lento en Midnight Mass
No puedo hablar mucho de la trama porque sería arruinar la experiencia, apenas estoy situando el argumento inicial para que se den una cuenta de qué trata.
Lo que sí puedo decir es que es una miniserie con episodios extensos, de una duración a veces mayor de una hora, y que en muchas ocasiones tiene pasajes largos de diálogos que fluyen sin temor; por lo que sepan que hay mucha construcción de personajes y situaciones, previo a los episodios finales que digamos que las cosas aumentan bastante de volumen.
Pero en esas escenas largas, a veces con una dirección sublime de una sola toma, es que vamos descubriendo la psiquis de varios personajes.
Me gustó mucho cada vez que el Padre Paul habla de las intenciones de Dios, de las interpretaciones de la Biblia por parte de Bev Keane, del existencialismo de Erin Greene y el ateísmo de Flinn, entre otros.
Todos esos elementos ayudan a Midnight Mass a forjar una historia profunda de los peligros del fanatismo religioso. Y además lo mezclan con breves pero poderosos momentos de horror que seguramente los levantarán del asiento.
Conclusión
Midnight Mass es una miniserie que aunque desgraciadamente su cierre es algo abrupto, con uno que otro agujero de guión o falta de refinamiento en su trayecto final; sin duda que te va a causar una gran impresión. Eso ya es decir bastante.
Puedo considerar que es de las producciones más desafiantes de este 2021, con temáticas que pueden ser sensibles sobre todo en Latinoamérica y el apego a la mitología católica-cristiana; pero que además atrapará a aquellos que gustan de lo sobrenatural con una trama elocuente.