Hace unas semanas nos despedimos de Succession, pero su impacto no termina. Todavía en distintas redes sociales y medios digitales salen más y más artículos. No es para menos, es un hito en la historia de la televisión y una demostración más de que la calidad no existe solamente en la pantalla grande.
Cuando grabé el podcast (que lo pueden encontrar un poco más abajo) en Echados Viendo Tele, lo hice con la mente aún sorprendida con su final. No fue una explosión como tal, sino como una desolación de ver el panorama destruido, la Torre de Babel en el suelo y a sus semidioses desamparados.
Quizás me estoy yendo muy poético con esas comparaciones, pero es que Succession tiene tremendas referencias a obras literarias de peso histórico. El imperio de una familia disfuncional y quién será el heredero es una historia tan antigua como Grecia; pero la cual puede sorprender todavía, gracias a unos genios en controlar la narrativa.
Con cuatro temporadas, lo de Succession es de analizarse con microscopio. Cualquier otra producción decide continuar con una o dos temporadas más. Ya estaba en la cima, podían conquistar el mundo, pero sabiamente Jesse Armstrong, creador, junto a su equipo de trabajo; decidieron ir a la sana y dejar todo en su plenitud.
El derrumbe de los Roy
Quisiera escribir con libertad de spoilers, pero me he acostumbrado a no hacerlo por respeto a aquellos que todavía no se aventuran a ver algo nuevo, por eso aquí escribiré con referencias de quiénes sí la han visto; sin arruinarle la sorpresa a algún nuevo adepto.
Shiv, Roman y Kendall es un trío de hermanos a como nunca volveremos a ver en la tv. Cuidado que ni en el cine. Interpretaciones de una escala celestial en cada uno de ellos. Sobre todo por los acontecimientos de esta temporada final, donde más que nunca tendrán que ver cómo sostener la empresa de su padre, ante la intención de compra por parte de GoJo, una empresa europea.
Estas son negociaciones de billones de dólares, cantidades de dinero que ni nos alcanzan en la imaginación. Además, cuando están en el ajetreo de las negociaciones y las traiciones, escucharán mucho lenguaje del business corporativo.
Y no hay que ser experto en los temas financieros para entenderlo todo, para nada, porque aquí nos transmiten el contexto con sus gesticulaciones; con esas emociones crudas que se saben retratar tanto en performances como en una dirección magistral de las cámaras y el montaje.
El final de una era con Succession
Será entonces en esta cuarta temporada que veremos más traiciones que nunca entre hermanos, entre antiguos socios, con los asesores, con nuevas alianzas. Todo ese juego macabro del dinero y el poder del media norteamericano, reflejado aquí con una frialdad brutal y acertada.
¿Pueden los medios gringos inclinar balanzas en elecciones presidenciales? Por supuesto que sí, y aquí lo muestran con una sagacidad e ironía tremendamente bien ejecutados.
Pero no todo reside en jugarretas políticas, hay también esos momentos tan duros y certeros de golpes al corazón. Por ejemplo, Tom y Shiv, una pareja tan extraña y que tienen la misma cantidad de odio como de amor; y que se expresan unas verdades que parecen cuchilladas a la yugular.
O bien cuando vemos a un Roman susceptible, sensible, desconcertado; saliendo de ese personaje tan asquerosamente divertido que tenemos el gusto culposo que nos agrade. Ni qué decir de Ken, el number one boy, con su pesadez emocional que lo persigue como fantasma.
Y obvio, no haré lo de estos tres hermanos, sí me acuerdo de Connor, ese hombre tan seguro de nunca conseguir la aprobación y el amor de su padre, o en general, de todos los demás.
En la cúspide de la historia televisiva
Los últimos episodios de Succession son una película que no tienen mucho que envidiar a El Padrino. Así de grande es y estoy muy seguro de mis palabras.
«¡This doesn’t make any sense!», es una frase que me quedará guardada en la memoria para siempre, a como el efectivo y espontáneo «Fuck Off!«; marca registrada de Logan. Y por qué no decirlo, tampoco me olvidaré del Primo Greg.
De esta manera, por ser una serie que se hizo experta en manejar un estilo de filmación en mano alzada, de captura de reacciones y diálogos tan intensos como a veces hermosamente absurdos; no me queda más que decir que Succession, está en el trono de la televisión, junto a las demás leyendas.