El cine mexicano está muchas veces plagado de comedias románticas con fórmulas desgastadas, anticuadas y que ya ni siquiera caen en gracia. Eso dificulta apostar a que de este país salgan buenos exponentes, pero cuando lo hacen realmente generan una gran satisfacción. En Ya No Estoy Aquí, esa es la sensación que queda.
La película de 2019 dirigida y escrita por Fernando Frías está disponible en la plataforma Netflix desde a finales del mes de mayo, la cual recibió premios y reconocimientos en festivales como en Morelia (México) y en Egipto, además de ir ganando críticas positivas en distintos portales dedicados al tema.
¿Qué la hace destacar?
El saber contar una historia desde un punto de vista auténtico, realista, sin exaltar o explotar la pobreza como aspecto para generar melodrama, es lo que vuelve a esta película en una que se disfruta de principio a fin. Bueno, quizás le sobren algunos minutos de metraje, pero aún así el contenido está muy bien empacado.
Y para que ese contenido realce se logra con una fotografía definitivamente impecable, con selección de planos preciosos tanto en interiores pero sobre todo en exteriores. Muchas de las tomas son fijas, siendo los protagonistas los que van dando el ritmo, así como la música que juega un papel muy grande y los looks extravagantes que ahí encontramos.
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¿De qué trata?
Ulises es un joven de un barrio marginal en Monterrey, al norte de México. El año es 2011 y está en su apogeo la "guerra contra las drogas", acentuando más los problemas entre pandillas de esta zona del país azteca.
Afortunadamente Ulises no le interesa para nada involucrarse en grupos delincuenciales, él es feliz con sus amigos y su agrupación "Los Terkos", quienes son fanáticos a morir de la música "kolombias", que son cumbias colombianas "rebajadas" y apropiados al estilo mexicano.
Por una situación de violencia y peligro Ulises debe abandonar su estilo de vida e irse "mojado" a Estados Unidos, a Queens, en Nueva York para ser específicos.
Ahí la vida no se le hará para nada fácil y el filme va jugando con mostrarnos presente y pasado, brindando ese contraste en la vida de un joven que no desea mal a nadie, que solo quiere bailar y vivir la vida sin preocupaciones.
Veredicto
La película cuenta con actores no profesionales, por tanto muchas son personas que realmente viven en los lugares marginales que se ven en pantalla. La decisión de Frías de ocupar a jóvenes de esas zonas fue para dar todavía más realismo y vaya que lo logra con creces.
Tener el tacto para abordar una historia de contracultura y marginalidad con un protagonista que no denota demasiadas emociones, sumado a una cinematografía estupenda, vuelven a Ya No Estoy Aquí en una película altamente recomendada.
No solamente levanta el nombre de México en el cine, sino el de toda Latinoamérica.
