En los últimos años, Gwyneth Paltrow se ha convertido en la «reina de la belleza» más cuestionada al promover en su web de estilo de vida «Goop» terapias y dietas alternativas nada aconsejables por los médicos, desde dejarse picar por abejas como tratamiento cosmético hasta las lavativas de café para desintoxicar el cuerpo. Pero no le importa lo que piensen de ella.
La capacidad de Gwyneth Paltrow para sorprender al mundo con sus originales ideas para regalos es de sobra conocida gracias a las polémicas guías de obsequios que cada año sugiere a sus lectores de The Goop para distintas ocasiones -desde San Valentín a Navidad- y en las que no faltan recomendaciones tan curiosas como 'polvos de sexo' o un vibrador de oro valorado en 15.000 dólares.
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Quienes pensaran que la oscarizada intérprete no siente interés alguno por este tipo de objetos que van de lo ridículo a lo inasequible, y que únicamente los menciona para dar visibilidad a dichas listas, están muy equivocados.
De hecho, la empresaria acaba de demostrar que realmente le parece natural entregar a alguien uno de esos objetos al ofrecerle a su madre, la actriz Blythe Danner, uno de los carísimos juguetes sexuales que anuncian en su portal.La cómica situación se produjo en el marco de una conversación entre madre e hija para el podcast de Goop 'On Mothers and Daughters', cuando la veterana artista de 75 años reconoció que nunca se ha planteado intentar conocer a otros hombres tras el fallecimiento de su marido Bruce Paltrow -el padre de Gwyneth- en 2002.
"No siento interés alguno por tener novio. De verdad que no. Si me rompieran el corazón lo más probable es que acabara tirándome por un puente. No me apetece en absoluto que así sea, y es lo uno o lo otro, así que no", aseguró la veterana actriz cuando su famosa hija se ofreció a registrarla en alguna aplicación de citas como Tinder o JDate y enseñarle todos los entresijos de su funcionamiento.
"Siempre puedo ir a Goop y conseguirte uno de los vibradores", le respondió Gwyneth con total naturalidad, una oferta que su madre prefirió rechazar educadamente."Muchas gracias, pero no, gracias".
