Un modelo de corazón fue cultivado en la Academia de Ciencias de Austria con base en células madre humanas, publica la revista Cell. Asimismo, los científicos divulgaron el video del latido del órgano, del tamaño de un grano de sésamo.
Para hacer que las células se convirtieran en cardíacas, los biólogos activaron seis vías de señalización involucradas en el desarrollo del órgano en embriones.
Te interesa: «Pez vampiro» reapareció en el río de los Americanos en California (VIDEO)
La peculiaridad del corazón cultivado por los biólogos austríacos consiste en que no tiene ninguna estructura artificial. Anteriormente, los científicos primero creaban una matriz de materiales artificiales y luego en ella se ubicaban las células que crecerían para formar el órgano.
Según explica Sasha Mendjan, quien dirigió el experimento, en un comunicado de Cell Press, «es muy útil para muchas cosas como, por ejemplo, si desea realizar mediciones de contracción. Sin embargo, no refleja la constitución de órganos en la naturaleza. En organismos vivos, se desarrollan mediante el llamado ‘proceso de autoorganización».
La autoorganización es la forma en que la naturaleza hace los cristales de copos de nieve o las aves se comportan en una bandada. Esto es difícil de diseñar porque parece que no hay un plan, pero aun así surge algo muy ordenado y robusto.
Mini corazón
Para simular la autoorganización del corazón, Mendjan y sus colegas activaron seis vías de señalización involucradas en el desarrollo del órgano en embriones.
Tras una semana de crecimiento, las células crearon una estructura 3D con una cavidad cerrada, repitiendo la trayectoria del desarrollo del corazón en un embrión. Asimismo, detectaron contracciones rítmicas del órgano.
«No es que estemos usando algo diferente a otros investigadores, sino que simplemente estamos usando todas las señales conocidas«, señala Mendjan acerca de las tecnologías involucradas en el experimento.
Predictores de enfermedades
«Queremos llegar a modelos de corazón humano que se desarrollen de forma más natural y, por lo tanto, sean predictivos de enfermedades. De esta manera, las empresas estarán más abiertas a incorporar más medicamentos a los ensayos clínicos», afirmó el investigador.