A pesar de la fascinación que nos causan los diferentes colores de los ojos humanos en realidad la explicación que subyace es bastante simple. El color de los ojos se debe a dos tipos de pigmento: eumelanina (marrón-negro) y fenomelanina (rojo).
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Así, en los ojos oscuros hay mucha eumelanina y en los claros, poca. Es decir, que si los ojos se ven azules es por las fibras de colágeno blanco en el tejido conectivo del iris, que dispersan la luz y hacen que el iris se vea azul. A su vez, las diferentes tonalidades de marrón, azul y verde son determinadas por el grosor y densidad del iris y el grado de acumulación de las fibras de colágeno blanco.
Herencia y genes
El concepto de «gen», que también le era desconocido a Charles Darwin, fue desarrollado por un monje de Moravia llamado Gregor Mendel, que por aquellas fechas (1856), inició una serie de experimentos en el jardín del monasterio agustino de St. Thomas de Brünn, actualmente en Brno, República Checa. Su título de padre fundador de la genética moderna no es nada exagerado si tenemos en cuenta que, de resultas de aquellos experimentos, Mendel fue capaz de concebir más de 29 000 especies de guisantes.
Para lograrlo, cruzó, por ejemplo, especies de guisantes que siempre producían semillas redondeadas con especies que producían semillas arrugadas o las plantas de tallos largos con las plantas de tallos cortos, y así con otras muchas características.
Lo que descubrió Mendel es que, a diferencia de lo que creía Darwin, las características de los guisantes descendientes no era una mezcla de las características de los dos guisantes originales, sino que solo aparecía uno de los rasgos, que predominaba frente a los demás.
Los cambios en las teorías
También descubrió que algunas características que no aparecían en una generación podían aparecer en la siguiente. De este modo, Mendel concluyó que existían «factores» de emparejamiento dominantes y recesivos (lo que ahora conocemos como genes dominantes y genes recesivos).
Pero ahora sabemos que las cosas son bastante más complicadas. Volvamos a los ojos: una pareja en la que ambos tengan ojos azules, por ejemplo, no tendrá necesariamente hijos con ojos azules, porque hay más de un gen dedicado a regular el cromatismo ocular.
El 75 por ciento depende de un gen llamado OCA2 (albinismo oculocutáneo tipo 2), responsable de controlar la cantidad de pigmento fabricada en el iris, amén de que la expresión de este gen depende de cambios en una única letra del ADN en tres regiones diferentes, y hay otras regiones específicas para el color verde y… en, fin, que toda esta enorme complejidad da como resultado un ojo con diferentes texturas y matices al que simplificadamente llamamos «ojos azules» u «ojos marrones» como si a un cuadro impresionista lo definiéramos como un montón de manchas.
La rareza de los ojos azules
Todas las personas de ojos azules en el planeta son descendientes de un único europeo que vivió hace unos 6 000 a 10 000 años, y que fue el primero en desarrollar una mutación específica que da cuenta de la coloración del iris, ahora generalizada. Originalmente, todos los seres humanos tenían los ojos marrones, aunque una variación genética en un gen llamado OCA2, que cambió la cantidad de pigmento encontrado en diferentes individuos, dio lugar a los diferentes tonos de marrón.
Sin embargo, el color azul responde a otro gen, el HERC2. La alteración en HERC2 hace que el gen OCA2, que determina la cantidad de pigmento, ‘se apague’. Aunque la identidad del mutante inicial sigue siendo un misterio, los restos de la primera persona de ojos azules datan de hace 7 000 años, un esqueleto que fue descubierto en España: un hombre que vivía en una cueva y que era de piel oscura.
Todos con ojos marrones
No conservamos sus ojos, obviamente, pero un análisis genético de sus huesos reveló que esa persona es, hasta la fecha, el humano con los ojos azules más primitivo de la historia. Ahora, el 10% de la población tiene los ojos azules. Son relativamente frecuentes en Europa, habiendo zonas en los países nórdicos y del este en las que la gran parte de la población tiene los ojos de este color. Sólo un 3% de la población mundial tiene los ojos verdes.
Así pues, todas las personas tenían ojos marrones hasta que una mutación genética en el gen OCA2 desencadenó un proceso que literalmente «apagó» la capacidad de producir el color marrón en el iris.