La deforestación y la subida de las temperaturas obligan a los monos a cambiar su comportamiento; y pasar más tiempo sobre el terreno, según un estudio a gran escala. Los animales se exponen a la falta de alimentos y refugio y a una mayor depredación.
Los investigadores llevan tiempo observando cómo el cambio climático influye en el comportamiento animal; osos polares que cazan renos en vez de focas; loros con picos más grandes para regular mejor su temperatura corporal ante el aumento del calor o especies marinas que se desplazan hacia los polos. Un nuevo estudio a gran escala, elaborado por un centenar de investigadores, sugiere que los monos también se están viendo afectados.
Monos de América y lémures de Madagascar, especies que son exclusiva o fundamentalmente arborícolas; abandonan los árboles para bajar al suelo a causa del calentamiento y la deforestación. Pasar más tiempo sobre el terreno supone un cambio drástico en su forma de vida, al exponerse a la falta de alimento y refugio, y a grandes depredadores. En última instancia, o se adaptan o pueden sufrir un impacto difícil de calcular.
«Un impacto catastrófico en los monos »
«Es una maravilla de estudio, una delicia aprecia Miquel Llorente, profesor del programa Serra Húnter de la Universidad de Girona y que no ha participado en el mismo; tiene lo que debe tener la ciencia del futuro, colaboración internacional para tratar de resolver grandes preguntas y poder apreciar el cambio climático a escala planetaria».
Aunque las especies examinadas pasaban un promedio de solo el 2,5% de su tiempo cada mes en el suelo; el análisis identificó variaciones tanto entre especies como dentro de ellas. Como explica a este periódico Llorente, también director del máster en Primatología, estas especies han evolucionado durante miles o millones de años para vivir en los árboles; y han desarrollado estrategias exitosas para alimentarse y protegerse de los depredadores. Ahora, «por responsabilidad humana, se ven forzadas a dejar este estilo de vida en un giro de 180º que puede tener un impacto catastrófico», lamenta.
La transición de un estilo de vida arbóreo a uno terrestre ha ocurrido anteriormente en la evolución de los primates, incluidos los homínidos, pero los cambios actuales son tan rápidos que resultan, según los autores, «una seria amenaza». Las consecuencias son difíciles de prever.
«No sabemos qué puede pasar. No creo que tengan tiempo para adaptarse», puntualiza Llorente, quien cree que el principal problema de estos animales será encontrar comida. Los investigadores explican en el estudio que los monos que consumen una dieta más generalizada (no solo fruta) y viven en grupos más grandes pueden adaptarse más fácilmente. Además, en el suelo se enfrentan a mayores riesgos de depredación, como grandes carnívoros o serpientes. Aquellos que viven cerca de carreteras o poblaciones humanas, también sufren más problemas.