El veneno de abeja es un producto cada vez más demandado en el ámbito de la investigación clínica y terapéutica, ya que tiene interesantes propiedades que le posicionan en el tratamiento de enfermedades degenerativas e infecciosas como el párkinson o la osteoartritis.
Ahora, un estudio que se acaba de publicar en la revista PLOS ONE analiza la diversidad de proteínas en el veneno producido por la abeja doméstica (Apis mellifera) en el suroeste de Australia y los factores que influyen en esta variedad. “Descubrimos 99 proteínas distintas. Cuantas más haya, mayor será la calidad del veneno y sus potenciales aplicaciones”, explica la autora e investigadora de la Universidad de Curtin Daniela Scaccabarozzi.
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El equipo de investigadores examinó un amplio grupo de variables que incluían aspectos del comportamiento. “Uno de esos factores tenía que ver con la asociación entre abejas dóciles y activas. Descubrimos que las abejas ‘enfadadas’ que reaccionaban intensamente a nuestros dispositivos estimulantes producían un veneno más rico y denso en proteínas”, explica la investigadora. “La cantidad total de veneno liberado por las abejas depende de la secreción de feromonas de alarma que induce a otras abejas a reaccionar agresivamente picando. Esto puede ser el resultado de cambios en la genética que pueden provocar agresión en las abejas”.
Influencia de la temperatura
La temperatura es otra variable que afecta a la composición de las proteínas del veneno de abeja. “Las altas temperaturas pueden ser perjudiciales para la actividad de las abejas dentro y fuera de las colonias. De las 25 colmenas analizadas, descubrimos que los sitios con temperaturas más altas registraron una menor producción de veneno”, señala Scaccabarozzi. Los resultados también revelaron que la ubicación geográfica tenía un impacto en la composición del veneno de abeja; así mismo la etapa en la que se encontraban las flores durante la cosecha cuando las abejas las consumían.
Para los autores, este tipo de investigaciones pueden ayudar a los apicultores a recolectar una calidad estandarizada de veneno para satisfacer la creciente demanda en los campos clínicos y terapéuticos, así como a diseñar estrategias rentables para la cosecha de veneno de abeja que permitan asegurar su posición en el mercado global.