El equipo del programa The Exchange se centra en la economía espacial, llamada a convertirse en una industria de un billón de dólares en 2030. Así, Euronews analiza los factores que impulsan la inversión en este sector de rápido crecimiento.
La ciencia espacial ha dado un gran salto en el último año. Virgin Galactic, Blue Origin y SpaceX realizaron sus primeras misiones enfocadas al turismo. Mientras tanto, la NASA hizo aterrizar con éxito su robot en Marte, y el telescopio espacial James Webb, el más potente del mundo de su tipo, fue puesto en órbita días antes de este 2021. Se está invirtiendo más dinero que nunca en la tecnología espacial, y Morgan Stanley prevé que el sector superará el billón de dólares en 2030.
Las inversiones privadas en empresas espaciales superaron los diez mil millones de dólares el año pasado, la cifra más alta de la historia. En 2021 también se registró un récord de 132 lanzamientos orbitales con éxito, con China y SpaceX, de Elon Musk, como ejemplo de una mezcla de misiones privadas y financiadas por el Gobierno. Además, se renovaron los esfuerzos para volver a la Luna y habrá más misiones al llamado «planeta rojo».
Una empresa que ha estado a la vanguardia de la exploración espacial es Virgin Group. Su filial Virgin Orbit, que se fundó en 2017, ha formado parte de un programa espacial que comenzó a mediados de los años noventa del pasado siglo.
La carrera por el espacio es feroz. El presidente y director general de Virgin Orbit, Dan Hart, aseguró al equipo de The Exchange que la empresa estaba realizando una serie de acciones para mantenerse por delante de la competencia.
La carrera espacial se acelera
«Aportamos nueva tecnología. El año pasado fue la primera vez en la historia en que un cohete de combustible líquido, transportado por un avión y activado en el cielo, terminó poniendo satélites en órbita. Se ha hablado de ello durante décadas y se había intentado algunas veces. Nuestro cohete, por ejemplo, tiene dos motores, uno para cada espacio. Algunos de nuestros competidores tienen cinco motores, otros tienen once. Eso se traduce en desventajas duraderas en coste y fiabilidad. Y, luego, está el aspecto de la flexibilidad que nos permite llegar a mercados a los que otros no pueden acceder. Es decir, podemos elegir un aeropuerto en cualquier parte del mundo y, en pocas semanas, convertirlo en un puerto espacial».
Los lanzamientos espaciales se van a disparar en los próximos años. Pero, ¿qué pasa con las misiones del pasado? Desde la década de 1950 se han enviado miles de cohetes al espacio, que han dejado desechos y muchos satélites, que ahora están fuera de servicio y que simplemente vagan por el espacio.
Según la NASA, unos 23 mil desechos más grandes que una pelota de béisbol están orbitando la Tierra en estos momentos. Todo puede parecer inofensivo, pero a velocidades de hasta 30 mil kilómetros por hora, podría causar graves daños a satélites o a una nave espacial.