Mientras esperamos los resultados de su impacto, la misión DART nos dejó una sorprendente imagen. Ha sido captada desde la Tierra, desde un telescopio chileno. La imagen muestra el sistema de asteroides Didymos con una kilométrica cola de polvo que lo hace parecer un cometa.
Una pluma de 10 mil kilómetros. La imagen se publicó recientemente por el National Optical-Infrared Astronomy Research Laboratory (NOIRLab); muestra los efectos del impacto de la sonda DART sobre el asteroide Dimorphos, parte del sistema binario Didymos. El Didymos está formado por un asteroide homónimo de unos 800 metros de diámetro orbitado por un asteroide-satélite, Dimorphos, de apenas 160 metros de longitud.
Pese a que la órbita de Dimorphos se aleja de Didymos poco más de un kilómetro (es decir, el sistema entero no ocupa más que un espacio de un kilómetro y medio de radio) la “pluma” de polvo y roca que levantó el golpe se extiende por más de 10 mil kilómetros.
Como la cola de un cometa
La imagen se captó dos días después del impacto. La nube de polvo y rocas expulsada por el impacto se moldeó no solo por la propia fuerza del impacto sino también por la presión que ejerce la radiación solar, de una forma semejante a la que ocurre con la cola de los cometas, nubes de materia que siempre “apuntan” en dirección contraria a nuestra estrella.
“Es fascinante cuan claramente somos capaces de capturar la estructura y extensión de las consecuencias [del impacto] en los días siguientes” explicaba en una nota de prensa Teddy Kareta, uno de los encargados de tomar la imagen.
La sonda kamikaze
La sonda DART (acrónimo de Double Asteroid Redirection Test) se estrelló en la madrugada del pasado 27 de septiembre, contra el menor de los asteroides del sistema Didymos, Dimorphos. El fin era dotarlo de suficiente energía cinética como para desviarlo ligeramente para así probar nuestras capacidades de evitar el impacto de una roca de características semejantes en caso de dirigirse a la Tierra.
La primera parte de la misión, estrellar la sonda contra el asteroide, fue un éxito, pero aún queda medir el efecto del golpe sobre la trayectoria que Dimorphos traza alrededor de Didymos.
Los expertos creen que, analizado el efecto del choque, sea posible generar modelos precisos que nos permitan calcular cómo debemos golpear a asteroides hipoteticos que se dirigiera a la Tierra, en función de su trayectoria previa, velocidad y composición.
Análisis desde varios ángulos
Son observaciones como ésta las que deberían permitir a los astrónomos calcular el efecto de la misión DART sobre la órbita del asteroide; hasta qué punto se alteró y cómo podemos extrapolar estos datos cuando vayamos a desviar el que pudiera dirigirse hacia nosotros.
Los datos con los que trabajarán los expertos del equipo de DART no solo incluyen información sobre la nueva velocidad y trayectoria de Dimorphos; sino también sobre esta nube de polvo y rocas que ya no forma parte del asteroide. Así será más sencillo comprender, por ejemplo, hasta qué punto la roca que conforma el objeto se encontraba en un estado compacto.
SOAR
La imagen la capturó el telescopio SOAR (Southern Astrophysical Research), un telescopio de 4,1 metros situado en Cerro Pachón, en los Andes chilenos. Se sitúa a 2 mil 713 metros sobre el nivel del mar y se inauguró en 2006.
En su entorno pueden encontrarse diversos observatorios astronómicos como CTIO (Cerro Tololo Inter-American Observatory) y el telescopio Gemini South. Esta concentración de telescopios en la montaña andina no es casual; se debe a la combinación de varios factores, como su relativo aislamiento y su altitud.
Telescopios de la zona como el Vera C. Rubin serán además, algunos de los encargados de buscar en nuestro entorno aquellos asteroides y objetos que puedan suponer una amenaza para nuestra existencia en este planeta.