El descubrimiento de un adoquín de 3.500 años, considerado el «antepasado» de los mosaicos mediterráneos, entre los restos de una ciudad perdida en el centro de Turquía, ayuda a conocer mejor el día a día de los misteriosos hititas de la Edad del Bronce.
Mosaicos mediterráneos
Este conjunto de más de 3.000 piedras, en tonos naturales beige, rojo y negro, dispuestas en triángulos y curvas, fue desenterrado entre los restos de un templo hitita del siglo XV a. C., o sea 700 años antes de los mosaicos más antiguos conocidos de la Grecia Antigua.
«Es el antepasado de los mosaicos antiguos, que por supuesto son más sofisticados. Lo que hay aquí es sin duda el primer intento de utilizar esta técnica»; comenta entusiasmado Anacleto D’Agostino, director de las excavaciones de Usakli Hoyuk, cerca de Yozgat.
A tres horas de Ankara, unos arqueólogos turcos e italianos, a golpe de pala y cepillo, intentan aprender más sobre los hititas, uno de los reinos más poderosos de la antigua Anatolia.
«Por primera vez, estas personas sintieron la necesidad de hacer algo distinto, con figuras geométricas, juntando los colores, en lugar de hacer un simple adoquín. ¿Acaso el constructor era un genio? O le pidieron un revestimiento para el suelo y él decidió hacer algo nunca visto», explica.
Situado frente al monte Kerkenes, el templo que albergaba este boceto de mosaico estaba dedicado a Teshub, el dios de la Tormenta venerado por los hititas, que viene a ser el equivalente de Zeus entre los griegos.
«Es probable que los sacerdotes hititas realizaran sus rituales aquí mirando la cima del monte Kerkenes», estima el arqueólogo.
Los tesoros de Zippalanda
Además del mosaico, los arqueólogos encontraron cerámicas de un palacio, lo que respalda la hipótesis de que Usakli Hoyuk es la ciudad perdida de Zippalanda (también llamada Ziplanda).
A día de hoy se desconoce con exactitud dónde se encontraba Zippalanda, un lugar de culto dedicado al dios de la Tormenta, citado en las tablillas hititas.
«Los investigadores coinciden en que Usakli Hoyuk es uno de los dos sitios más probables. Con el descubrimiento de los restos del palacio y sus lujosas cerámicas y vidrieras, esta probabilidad se refuerza. Solo nos falta la prueba definitiva: una tablilla con el nombre de la ciudad», dice D’Agostino.
Los habitantes de Usakli Hoyuk trajeron cedros del Líbano para construir sus templos y palacios pero todo fue engullido por una razón todavía inexplicable, hacia el final de la Edad del Bronce.
Se cree que pudo haber sido por un cambio climático acompañado de revuelta social.
Conexión espiritual
Los turcos siguen teniendo muy presentes a los hititas casi 3.000 años después de su desaparición.
Una figura hitita que representa el sol es el símbolo de Ankara. En la década de 1930, el fundador de la Turquía moderna; Mustafa Kemal Ataturk, dijo que los turcos eran descendientes directos de los hititas.
«No sé si podemos encontrar un vínculo entre los hititas y la gente que vive aquí hoy. Han pasado milenios y las poblaciones se han desplazado. Pero me gusta imaginar que subsiste algún tipo de conexión espiritual», comenta el arqueólogo.
Para honrar este vínculo, el equipo de excavación ha reconstituido las tradiciones culinarias hititas; probando recetas antiguas en cerámicas hechas con la técnica y la arcilla que se usaban por aquel entonces. Así informo AFP
«Hemos vuelto a hacer cerámica hitita con la arcilla que encontramos en el pueblo donde se halla el lugar: en ella cocimos dátiles y pan como solían comer los hititas»; informa Valentina Orsi, codirectora de las excavaciones. «Y estaba riquísimo».