El reloj biológico: ¿cómo funciona nuestro día a día?

El reloj biológico: ¿cómo funciona nuestro día a día?
Foto: El reloj biológico: ¿cómo funciona nuestro día a día? / GETTY

La luz ambiental tiene un enorme efecto sobre nuestro organismo, incluso la flora intestinal baila al son de esos ritmos biológicos. El sol marca nuestro reloj biológico y con él, el ritmo de muchas funciones fisiológicas de nuestro cuerpo, de nuestras emociones y conductas.

También en nutrición importa no solo lo que se come sino cuándo se come, y la actividad física puede ser más o menos beneficiosa dependiendo de la hora del día y de la cantidad de sol que nos ilumine.

Influye también la carga genética y la edad. Y es, junto a otros factores, el que marca que sea una persona más matutina que vespertina, o viceversa.

Para la doctora Alicia Gordillo, bióloga molecular y doctora en Ciencias Genéticas, resulta fundamental mantener los ritmos biológicos de nuestro organismo y aplicar los conocimientos de la cronobiología.

Y recuerda que la pandemia provocó que estuviéramos menos expuestos a la luz diurna natural, también cambió nuestros horarios y lugares de trabajo, e incluso desmanteló el patrón temporal de nuestras relaciones sociales.

El reloj biológico: ¿cómo funciona nuestro día a día?
Foto: El reloj biológico: ¿cómo funciona nuestro día a día? / GETTY

“Todo esto confunde a nuestro reloj biológico, y con ello podemos abrir la puerta a la obesidad, la hipertensión arterial o la diabetes, entre otros problemas de salud”.

Gordillo da algunas claves para entender cómo podemos aplicar los conocimientos de la cronobiología en nuestra vida diaria actual para mantener el bienestar y calidad de vida y menciona algunos estudios que lo demuestran.

El reloj biológico ¿cómo ayuda en nuestro día?

La cronobiología es el área de la biología que estudia los ritmos biológicos y la organización temporal de los seres vivos; los mecanismos implicados en su regulación y los problemas de salud que pueden surgir cuando esos ritmos se alteran.

El efecto de la luz del sol, la que percibimos por la mañana, la oscuridad por la noche es la que sincroniza nuestro sistema nervioso central. Todo eso influye además en el control de la secreción de la melatonina; que no es una hormona típica y tiene mil funciones, incluida la de facilitar el sueño.

“El qué y el cómo son importantes, pero el cuándo tiene una enorme repercusión sobre nuestra vida cotidiana y nuestra salud”, y más ahora que los días van perdiendo horas de luz.

En nuestro hipotálamo, explica, reside un reloj endógeno que marca el ritmo a muchas funciones fisiológicas de nuestro cuerpo, principalmente sincronizados por la luz ambiental que recibimos. “Pero también por los ritmos ayuno-ingesta, vigilia-descanso y reposo-actividad”, dice.

Entre las primeras recomendaciones que apunta está la de adaptar las horas de trabajo y el deporte a nuestros ciclos de mayor rendimiento.

El reloj biológico: ¿cómo funciona nuestro día a día?
Foto: El reloj biológico: ¿cómo funciona nuestro día a día? / GETTY

La cronobiología ha conseguido demostrar que somos más productivos intelectualmente por la mañana que por la tarde.

Y eso nos favorece si, en estos tiempos en los que muchos teletrabajamos, no desordenamos nuestros horarios y tareas y mantenemos un horario laboral que centre el mayor esfuerzo en esas horas de productividad.

No olvidar la actividad física, y mejor por la tarde

Otro dato curioso que aporta la cronobiología es que nuestro mayor rendimiento muscular se da por las tardes.

Así que si queremos aumentar la masa muscular, podemos utilizar este conocimiento a nuestro favor y hacer un poco de pesas por la tarde.

Eso sí, si lo que quieres es salir a correr o hacer otro tipo de ejercicio aeróbico para mejorar tu salud circadiana, entonces hazlo por la mañana.

Reloj biológico y la situación de aislamiento

También recomienda ajustar las horas de sueño sin ceder al impulso de trasnochar.

Los ciclos circadianos noche/día son de 24 horas, pero tenemos otro reloj interno biológico con ciclos más largos, de 25 a 33 horas.

Por eso, en situación de aislamiento, tenderíamos a trasnochar. Esto se ha comprobado con experimentos en búnkers, en situaciones controladas.

Pero la cronobiología también ha conseguido demostrar que no tenemos un “almacén de sueño” y que, si no dormimos lo suficiente; luego no basta con recuperar las horas de sueño.

El déficit de sueño es acumulativo y eso repercute muy negativamente en nuestra salud.

Hay que dar tiempo a las horas de oscuridad y descanso; para que nuestro cuerpo genere la melatonina necesaria para nuestros procesos de regeneración profunda a nivel nervioso y celular.

EL TIEMPO