Un equipo de científicos dirigido por el astrofísico Eric Zirnstein, de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, utilizó datos de las sondas Voyager y del explorador IBEX de la NASA para obtener una instantánea más detallada de las distintas zonas que componen la heliosfera, una “burbuja magnética” en cuyo interior se encuentran los planetas de nuestro Sistema Solar. Descubrieron la presencia de enormes ondas, que parecen estar haciendo oscilar misteriosamente a toda esta región del espacio.
Nuevos datos han revelado extrañas estructuras ondulantes en las regiones del espacio; que marcan uno de los límites entre el interior del Sistema Solar, y lo que existe por fuera de esta «burbuja», conocido como espacio interestelar.
La información ayudará a los científicos a comprender mejor una región del espacio denominada heliosfera; que sale del Sol y protege a los planetas de nuestro Sistema Solar de la radiación cósmica.
Una burbuja ondulante en el Sistema Solar
Las ondas alcanzan una escala de decenas de unidades astronómicas; vale recordar que una unidad astronómica (UA) corresponde a la distancia media entre la Tierra y el Sol, o sea aproximadamente 150 millones de kilómetros. El nuevo estudio ha sido publicado recientemente en la revista Nature Astronomy, y revela estructuras ondulantes que aparecen entre el área del choque de terminación y la heliopausa, dos zonas que componen la heliosfera.
Sabemos que la heliosfera es la región espacial que se encuentra bajo la influencia del viento solar y su campo magnético, que se compone de iones procedentes de la atmósfera solar y se extiende más allá de la órbita de Plutón. Esto crea una burbuja que incluye y resguarda a los planetas del Sistema Solar de las radiaciones cósmicas más agresivas. Dentro de esa estructura en forma de globo, el límite que marca la burbuja se llama heliopausa.
En tanto, el denominado choque de terminación es el límite de uno de los últimos bordes exteriores dominados por la influencia del Sol. Es una región relativamente esférica alrededor de la estrella; donde el viento solar disminuye su velocidad debido a las interacciones con el medio interestelar más cercano. El “mapa” de esta zona ha sido elaborado en base a datos aportados por las sondas Voyager 1 y 2; lanzadas en 1977, y por el Explorador de límites interestelares (IBEX) de la NASA, que comenzó a operar en 2009.
Fluctuaciones y cambios
Según un artículo publicado en Science Alert, la caracterización de la estructura de la heliosfera se ha basado hasta el momento en medidas a gran escala; tanto de la evolución de la presión del viento solar como de las emisiones energéticas relacionadas. Ahora, la nueva investigación aprovechó un evento sucedido en 2014 para estudiar con mayor detalle esta región del Sistema Solar; en ese momento, y durante un período de aproximadamente seis meses, la presión dinámica del viento solar aumentó aproximadamente un 50 por ciento.
Los científicos descubrieron que ese frente de presión de viento solar alcanzó el área del choque de terminación en 2015, enviando una onda de enormes dimensiones a través de toda esa región, que atravesó el choque de terminación y la heliopausa. Aunque estas ondas descomunales ya habían sido predichas teóricamente, el nuevo estudio es el primero que logra identificarlas con este nivel de detalle.
Además, los investigadores realizaron modelos y simulaciones para determinar cómo este viento de alta presión interactuaba con el límite del Sistema Solar. Las mediciones del equipo también muestran un cambio bastante significativo en la distancia a la heliopausa; en referencia a las distintas ubicaciones de las sondas Voyager. Esto sugiere que la forma de la heliopausa cambia notablemente con el tiempo, aunque aún no está del todo claro por qué y cómo lo hace.