Recientemente, un estudio publicado en la revista Icarus ha revelado que los cometas oscuros podrían representar una amenaza mayor para la Tierra de lo que se pensaba anteriormente.
Estos objetos espaciales, que combinan características de asteroides y cometas, son difíciles de detectar debido a su naturaleza casi invisible. Los cometas oscuros son pequeños, con un diámetro de solo decenas de kilómetros, y no presentan la típica cola de los cometas ni muestran signos evidentes de evaporación de elementos volátiles, como el agua.
A diferencia de los cometas tradicionales, que provienen de las regiones más lejanas del sistema solar y se desintegran al acercarse al Sol, los cometas oscuros parecen tener un origen más cercano. Se cree que podrían ser fragmentos de asteroides del cinturón principal, ubicado entre Marte y Júpiter.
Estos fragmentos migran hacia el interior del sistema solar y, a diferencia de los cometas normales, no muestran señales claras de outgassing (emisión de gases). Sin embargo, presentan aceleraciones no gravitacionales, lo que sugiere que hay fuerzas adicionales en juego.
¿Amenaza potencial para la Tierra?
Los cometas oscuros giran a gran velocidad, lo que indica que deben tener una estructura interna suficientemente fuerte para resistir la rotación sin desintegrarse.
A pesar de su pequeño tamaño y su dificultad para ser detectados, su combinación de propiedades los convierte en una amenaza potencial. La falta de una órbita estable y su comportamiento impredecible hacen que estos cometas sean especialmente peligrosos cuando se acercan a la Tierra.
Los cometas oscuros no presentan los típicos signos de actividad cometaria, como la formación de colas debido al calor solar. Esto los hace difíciles de detectar con los telescopios actuales. Los investigadores sugieren que el outgassing, aunque en niveles muy bajos, podría ser la causa de su aceleración no gravitacional, pero este fenómeno es demasiado tenue para ser observado directamente.
El estudio sugiere que los cometas oscuros podrían haber jugado un papel en la formación de agua en la Tierra primordial, al igual que los asteroides. Sin embargo, su comportamiento impredecible y sus trayectorias inestables representan un riesgo significativo.
Para mitigar esta amenaza, es esencial que los científicos realicen estudios más detallados sobre estas poblaciones de cometas oscuros; mejorando nuestras capacidades para detectarlos y prever sus movimientos futuros.
