Los científicos ya tienen la fecha exacta en la que el Sol explotará y dará fin al sistema solar. El futuro del Sol y su eventual explosión han capturado la imaginación de la humanidad desde que entendimos su funcionamiento interno.
Como estrella central del sistema solar, el Sol ha presenciado cambios colosales a lo largo de sus 4,600 millones de años. Sin embargo, los científicos ahora marcan un punto final definitivo para esta monumental fuente de energía.
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Contrario a la creencia popular, el Sol no es simplemente una «bola de fuego», sino un complejo orbe de reacciones nucleares. En su núcleo, fusiona hidrógeno para formar helio, un proceso que libera la energía que sustenta la vida en nuestro planeta. Pero, inevitablemente, el hidrógeno se agotará, dando paso a una nueva etapa en la vida de nuestra estrella.
Cuando se agote el hidrógeno en el núcleo del Sol, comenzará un proceso de contracción gravitacional, elevando la temperatura y presión internas y permitiendo la fusión nuclear del helio.
Ya tienen la fecha exacta en la que el Sol explotará
Esta transición hará que el Sol se expanda enormemente, transformándose en una gigante roja. Esta fase devorará a los planetas más cercanos, incluida la Tierra, pero una explosión tipo supernova es improbable debido a la masa relativamente baja del Sol.
En lugar de una explosión del Sol dramática, es más probable que el Sol experimente una serie de pulsaciones y expulse sus capas externas; creando una nebulosa planetaria. Lo que quede del núcleo se contraerá para formar una enana blanca, que continuará emitiendo luz pero a un ritmo mucho menor.
Es crucial entender que este catastrófico evento no es inminente. Investigaciones de la Universidad de Warwick sugieren que la transformación del Sol en una gigante roja ocurrirá en aproximadamente 5,000 millones de años. Este proceso de expansión será tan extremo que engullirá los planetas interiores del sistema solar.
Este fenómeno será el resultado de la natural evolución estelar, una fase común en la vida de todas las estrellas. Aunque el pensamiento de un sistema solar sin el Sol es desconcertante, la humanidad tiene tiempo de sobra para contemplar y, potencialmente, mitigar los efectos de esta fase final.
A pesar de la lejanía temporal de este evento, su estudio es crucial para comprender no solo el destino de nuestro sistema solar, sino también los procesos que rigen la vida y muerte de las estrellas en el universo. Así, aunque no presenciaremos este final, seguimos vinculados inexorablemente a los ritmos cósmicos que dictan el destino de nuestro sistema solar.