Hace 100.000 años una gran familia de neandertales compuesta por 36 integrantes pisó la arena de una playa en el actual sur de España. Un equipo de investigadores encabezado por Eduardo Mayoral, paleontólogo de la Universidad de Huelva (Andalucía), analizó dichas trazas y publicó el mes pasado los resultados del estudio en la revista Scientific Reports.
En junio de 2020 dos biólogos dieron con huellas de animales fosilizadas en el Parque Nacional de Doñana (Andalucía) después de un período de tormentas y mareas altas. Sin embargo, dos meses después se descubrieron las huellas de los neandertales, cuando el equipo de Mayoral examinó el lugar del hallazgo más detenidamente.
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Se cree que cuando los neandertales dejaron las huellas, la superficie ahora expuesta estuvo cubierta de agua. "Probablemente el agua no sería dulce, sino algo salobre, ya que se han encontrado evidencias de cristales de sal marina (halita) en la superficie donde se encuentran las huellas", cita a Mayoral Live Science.
100,000-year-old Neanderthal footprints show children playing in the sand – https://t.co/iX73pdrXzH https://t.co/alXSMd8RQe
— J G Hermanson (@Fleetwing) April 15, 2021
Las huellas más antiguas encontradas en Europa
En total, los especialistas contaron 87 huellas que pertenecen a 36 neandertales y se remontan al período del Pleistoceno superior (hace unos 106.000 años). Los investigadores suponen que podría tratarse de las huellas más antiguas de neandertales encontradas en Europa.
El tamaño y la distribución de las marcas indica que habrían podido ser hechas por un grupo relacionado entre sí. Así, hay 11 huellas infantiles, junto con 25 de adultos (5 femeninas, 14 masculinas y de 6 individuos de sexo no identificado). La mayoría de los adultos debería tener entre 1,3 y 1,5 metros de estatura. Asimismo, destacan cuatro marcas que apuntan a que la altura de sus autores era más de 1,8 metros.
Los niños a jugar en la arena, los mayores a cazar
Sin embargo, las huellas que más llamaron la atención de los científicos fueron dos pequeñas (de 14 centímetros) atribuidas a un menor de unos 6 años, y otras algo más grandes. Basándose en el carácter caótico de la distribución de los rastros, se concluyó que los niños habrían estado jugando en la orilla.