Investigadores del Museo del Jurásico de Asturias (MUJA) y de las universidades de Saskatchewan (Canadá), Harvard (Estados Unidos) y Granada han descubierto dos nuevos tipos de artrópodos marinos que vivieron hace 390 millones de años.
El estudio, que ha permitido definir el proceso de muda de sus caparazones, se ha realizado sobre 98 muestras que estos organismos han dejado en sedimentos petrificados que fueron hallados en acantilados de la costa de los municipios asturianos de Gozón y Carreño.
Los científicos han conseguido documentar por primera vez la existencia de estos organismos hasta ahora desconocidos a los que les han dado los nombres de Luancaina candasensis y Luancaina elongata, en alusión a la zona donde se produjo el hallazgo que está próxima a la parroquia de Luanco.
Los restos estudiados se encontraron en los acantilados de la Punta La Vaca y El Tranqueru, donde se prevé continuar con los trabajos de campo con el propósito de definir otros aspectos y características de este tipo de invertebrados.
Presentacion
La investigación ha sido presentada este jueves por el científico José Carlos García-Ramos en un acto al que han asistido el consejero de Ciencia, Innovación y Universidad del Principado de Asturias, Borja Sánchez, y los alcaldes de Gozón y Colunga, Jorge Suárez y Sandra Cuesta, respectivamente.
Además del descubrimiento de nuevos organismos marinos, los investigadores han conseguido definir por primera vez el proceso de muda de los caparazones a partir del análisis de las huellas dejadas en el sedimento marino.
García-Ramos, del equipo científico del Museo del Jurásico, ha explicado que para realizar la muda, un proceso natural determinado por el crecimiento, estos organismos se enterraban en la arena en posición invertida y se desprendían de sus corazas frotándose contra el fondo.
Esta tarea se realizaba en momentos de aluviones cuando el mar recibía una importante cantidad de agua dulce que creaba una corriente profunda y a su vez una turbiedad que les protegía de los depredadores.
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García-Ramos ha explicado que el momento de la muda es el más peligroso para estos ejemplares al quedar desprotegidos y en el Yacimiento de Gozón existe una huella en la que se ve a un artrópodo Luancaina que está en la boca de otro de otra especie que lo devora.
El científico ha informado de que en adelante los trabajos se orientarán a determinar si estos nuevos artrópodos eran originarios de la costa asturiana o han llegado impulsados por las corrientes marinas.
También si habitaban en el mar o en aguas interiores y se trasladaban para efectuar la muda.
El estudio ha sido realizado por Gabriela Mángano y Luis Buatois, de la universidad de Saskatchewan; Javier Ortega-Hernández, de la Universidad de Harvard; Francisco Rodríguez-Tovar, de la Universidad de Granada, y Laura Piñuela y José Carlos García-Ramos, del MUJA. EFE