Al combinar datos de la NASA y las más avanzadas tecnologías de procesamiento de imágenes, un grupo de astrónomos logró observar por primera vez en el Sol unas estructuras semejantes a unas plumas, las cuales podrían ayudar a comprender cómo y por qué se forman las perturbaciones en el viento solar.
Se llaman plumelets y, según un nuevo estudio publicado en la revista científica The Astrophysical Journal, pese a su tamaño relativamente pequeño, estas previamente inexploradas estructuras cercanas a la superficie del Sol podrían tener un papel crucial en las características del viento solar.
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"Esto muestra la importancia de las estructuras y procesos a pequeña escala en el Sol para comprender el viento solar y el sistema meteorológico espacial a gran escala", dijo Vadim Uritsky, científico solar de la Universidad Católica de América y Del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, quien lideró el estudio.
La influencia magnética del Sol se extiende por miles de millones de kilómetros, más allá de la órbita de los planetas de nuestro sistema solar. La fuerza impulsora de esta influencia magnética es el viento solar. Este flujo constante de material solar lleva el campo magnético del Sol al espacio, donde da forma a los entornos alrededor de la Tierra, de otros mundos y de los confines del espacio profundo, explicó la NASA.
"Los cambios en el viento solar pueden crear efectos en el clima espacial que influyen no solo en los planetas, sino también en los exploradores humanos y robóticos de todo el sistema solar", detalló la agencia espacial estadounidense.
Fuerzas magnéticas
Las fuerzas magnéticas de la superficie del Sol, las cuales controlan el viento solar, son particularmente complejas, subraya el ente. Esto se debe al hecho de que la superficie solar está atravesada por una combinación en constante cambio de bucles cerrados de campo magnético y líneas de campo magnético abierto que se extienden hacia el sistema solar. Es a lo largo de estas últimas que el viento solar escapa del Sol hacia el espacio.
En su estudio, Uritsky y su equipo descubrieron que estas plumas, en realidad, están formadas por hebras de material mucho más pequeñas, a las que se llamó plumelets.
Los científicos descubrieron, además, que los plumelets se mueven individualmente