Un equipo multidisciplinar de científicos españoles ha realizado un estudio bioclimático de la Antártida y ha propuesto una nueva clasificación del continente helado según su vegetación.
Los investigadores han corroborado que dentro de las condiciones gélidas de la Antártida existen contrastes muy importantes entre la zona continental y la Península Antártica, y a partir de los estudios florísticos y bioclimáticos que han realizado en la zona han planteado una nueva clasificación.
Los trabajos han sido realizados por investigadores de varias universidades españolas y los resultados se han publicado en la revista Plant Biosystems.
“El estudio supone un avance importante en la caracterización bioclimática de la Antártida, lo que ha permitido, junto con el estudio de la distribución de los vegetales que se desarrollan en estas áreas y su distribución, proponer una nueva división biogeográfica de la misma", según Sara del Río González, investigadora del Departamento de Biodiversidad y Gestión Ambiental de la Universidad de León.
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Regiones de la Antártida
La investigación, que se realizó bajo la dirección del recientemente fallecido Salvador Rivas-Martínez, plantea que la Antártida tiene dos regiones biogeográficas: la Región Antártica y la Región Insular Subantártica.
La primera se ha dividido en tres provincias: Antártida marítima, Antártida occidental y Antártida oriental; por su parte, cuatro provincias integrarían ahora la Región Insular Subantártica: Falklandian-South Georgian, Kerguelenian, Macquarian y Aucklandian-Campbellian.
“Dentro de las condiciones gélidas de la Antártida, hay grandes contrastes entre las zonas menos extremas de la Península Antártica, con mucha más precipitación y temperaturas más suaves, y las de la Antártida continental, lo que explica las enormes diferencias en biodiversidad y biomasa vegetal que encontramos entre ambas zonas”, ha explicado Leopoldo García Sancho, investigador del Departamento de Farmacología, Farmacognosia y Botánica de la Complutense de Madrid.
García Sancho ha apuntado, como diferencias ya conocidas anteriormente, que en la Península Antártica y en las islas adyacentes la biodiversidad de líquenes se acerca a las 400 especies y la de musgos a 100, mientras que en la Antártida continental los líquenes apenas alcanzan las 100 especies y los musgos 20.
Aplicación de modelos
Para llevar a cabo el estudio bioclimático se aplicaron los modelos y los criterios propuestos por el profesor Rivas-Martínez y sus colaboradores en 2011.
Se analizaron para ello los datos de 57 estaciones meteorológicas representativas de la Antártida y de las islas subantárticas y de otras 16 estaciones localizadas en áreas vecinas de América del Sur, Nueva Zelanda y Australia.
El análisis florístico se realizó a partir de la información existente en diversas bases de datos, citas de herbario y del conocimiento, especialmente las citadas por el profesor Leopoldo García Sancho, participante en varias expediciones a la Antártida, ha informado la Universidad Complutense.
Además de la Complutense y la Universidad de León, en el estudio han participado el Centro de Investigaciones Fitosociológicas, la Universidad de Oviedo, la Universidad de Granada y la Universidad de Valencia. EFE