“Y cuando Jesús nació en Belén de Judea en los días del rey Herodes, unos magos vinieron del oriente a Jerusalén diciendo: ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle”.
“Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo en que había aparecido la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: ‘Id allá y preguntad con diligencia acerca del niño y, cuando lo halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore’. Y ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que, llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y cuando vieron la estrella, se regocijaron con gran gozo”.
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Muchos conocemos la historia. Con esas palabras, San Mateo describió en su evangelio cómo en la noche del nacimiento de Jesús, una estrella apareció en el cielo y guio a los tres Reyes Magos hasta el pesebre en el que se encontraba el Mesías. Pero, ¿a qué astro se refiere el texto, y dónde está en el firmamento?
Durante siglos, estas preguntas han intrigado a los astrónomos, quienes han intentado descifrar qué fue lo que observaron aquella noche los sabios de Oriente en la bóveda celeste. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, la verdad sobre la estrella de Belén todavía es un misterio.
“Muchos astrónomos, incluido Kepler, han tratado de explicar qué era la estrella de Belén. Y por supuesto, no hay ninguna estrella en el cielo que se llame estrella de Belén. Entonces, los astrónomos dijeron, ‘Bueno, ¿a qué se deberá?, ¿a qué se referían?’ Si guio a los Reyes Magos, será algo importante”, explicó en entrevista con Infobae México el Doctor Raúl Mújica, astrónomo del INAOE y del Comité Nacional Noche de las Estrellas.
Aunque el origen del fenómeno es todavía un enigma, en las últimas semanas muchos medios de comunicación afirmaron que el 21 de diciembre del 2020, al ponerse el Sol, el astro volvería a aparecer en el cielo.
Retorno al pasado
Por supuesto, la famosa estrella no resurgió esa noche. Eran los planetas Júpiter y Saturno, que se alinearon en una gran conjunción, y se dejaron ver más cerca que nunca en los últimos 800 años, resplandeciendo sobre el resto de objetos celestes.
Según narró el doctor Raúl Mújica, desde que San Mateo escribió sus versículos, se han planteado distintas hipótesis sobre el fenómeno astronómico que avistaron los Reyes Magos. Y precisamente una de estas explicaciones habría llevado a los diarios digitales a referirse a la gran conjunción de los gigantes gaseosos como “estrella de Belén”.
Lo que está claro es que a pesar de las afirmaciones de los medios, hoy en día nadie sabe con seguridad qué objeto celeste apareció en el cielo aquella noche. Y encontrar una respuesta irrefutable no ha sido fácil, ya que interfieren distintos problemas, “desde la traducción, las fechas y desde luego, la interpretación”. Y a pesar de todo, la historia de aquel fenómeno que iluminó el cielo de Judea continúa cautivando a todo el que la conoce.