Aunque la percepción generalizada es que las grandes erupciones volcánicas pueden durar solo horas o días, un equipo de investigadores logró determinar que, hace más de dos millones de años, una supererupción del volcán Yellowstone se prolongó por décadas, según un estudio publicado esta semana en el semanario Caldera Chronicles del Yellowstone Volcano Observatory.
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Para comprender exactamente cómo fueron expulsados el magma y las cenizas del volcán, el equipo del vulcanólogo Colin Wilson, de la Universidad de Victoria (Wellington, Nueva Zelanda), analizó los depósitos de la toba volcánica de Huckleberry Ridge, que se formó con el material incandescente de la mayor erupción ocurrida en Yellowstone en los últimos 2,1 millones de años.
La potente erupción arrojó columnas de ceniza que se elevaron decenas de kilómetros hacia la atmósfera, con flujos piroclásticos, gases y fragmentos de lava muy calientes y de rápido movimiento, que se extendían hasta 100 kilómetros más allá de la fuente. Los investigadores explican que esos restos formaron con el tiempo gruesos depósitos de material volcánico, conocido como ignimbrita.
"Expulsó tanto magma que la superficie del suelo, alrededor de los respiraderos de erupción, colapsó para formar una caldera de 100 x 50 km, que se cuenta entre las más grandes de la Tierra", señaló Wilson.
Pequeños eventos sucesivos a lo largo de años
En base a los restos volcánicos, los especialistas consiguieron reconstruir una línea de tiempo de los eventos que tuvieron lugar en el volcán, y encontraron que, sin embargo, hubo intervalos entre diversos episodios eruptivos. En una de las capas, por ejemplo, llegó a pasar suficiente tiempo para que cayera nieve y los sistemas climáticos recogieran la ceniza y la volvieran a depositar.
Los científicos también determinaron que el volcán entró en erupción, se detuvo, se enfrió y luego volvió a erupcionar. El tiempo entre los dos primeros eventos fue probablemente de varios meses, tras lo cual pasaron años o incluso décadas antes de que se repitiera el fenómeno, explican.
Si los humanos hubieran estado presentes durante aquella súper erupción, no habrían presenciado un solo evento masivo, sino varios más pequeños durante muchos años. "Estos hallazgos cambian lo que pensamos sobre las explosiones masivas de Yellowstone: en lugar de grandes eventos individuales, pueden estar compuestas por múltiples eventos más pequeños, y esto tendría implicaciones significativas para nuestra comprensión de esas erupciones y su impacto en el paisaje", concluyó Wilson.
Al comprender mejor cómo ocurren las supererupciones en el volcán Yellowstone, los investigadores esperan poder usar esa información para entender su impacto y avanzar en la prevención de desastres, recoge Newsweek.