El cambio climático consecuencia de las actividades humanas provoca otro tipo de problemas en el planeta además de los ya conocidos. En el Ártico se están produciendo explosiones provocadas por filtraciones de gas metano. Se trata de las llamadas bombas de gas metano.
Se forman con el metano que se filtra entre las fallas del subsuelo formando cavidades en el permafrost. Por causa del derretimiento de las capas de hielo por el calentamiento global, estas cavidades suelen estallar por descargas electrostáticas.
Según datos de la NASA, se identificaron en el Ártico cerca de 2 millones de focos en un sitio de 30 mil metros cuadrados. Científicos de Moscú pidieron la intervención de profesionales del ejército para liberar el metano y evitar las explosiones.
El Ártico amenazado por las bombas de gas metano
Rusia es el principal abastecedor de gas para Europa Occidental, por lo que si siguen las explosiones, se producirá un cese en el suministro. Este país ya identificó más de 400 “bultos” llenos de metano en Siberia, y se piensa en “pincharlos” para evitar accidentes.
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La situación es complicada, ya que el metano es un gas de efecto invernadero y liberarlo a la atmósfera no hace más que agravar el problema. Es por esto que el gas se debe bombear y almacenar. El trabajo es bastante difícil y únicamente lo pueden realizar científicos expertos en el tema.
Existen otros puntos de fuga del gas que se encuentran dentro de lagos o en el mar y son más difíciles de canalizar. El gas metano es casi 25 veces más peligroso que el dióxido de carbono. Su liberación puede acelerar el cambio climático de manera definitiva.
El océano Atlántico Sur también está amenazado
La mala noticia es que en la última semana se descubrió una fuga masiva de gas metano en el Atlántico Sur, cerca de las costas de Brasil. El motivo de estas fugas se debe al calentamiento de las aguas de los océanos. Científicos de varios países con base en Suecia, aseguran que es la primera vez que se descubre liberación de metano en el hemisferio sur. Es consecuencia, igual que las fugas en el Ártico, del cambio climático.
Son fugas que se generan en el lecho marino y a kilómetros de la costa, lo que dificulta poder controlarlas. Se teme que todo esto lleve a una realimentación del efecto invernadero al derretirse los hidratos de gas por la elevación de la temperatura del agua.
Los hidratos de gas están formados por una sustancia similar al hielo y se forman naturalmente en el lecho marino a gran profundidad. Particularmente es metano congelado con agua de mar lo que mantiene el gas “encapsulado”.
Los científicos estiman que este metano congelado en el sedimento marino contiene el depósito de carbono orgánico más grande de la tierra. Se cree que podría superar en número a los depósitos de combustibles fósiles. Por esta razón, existe mucha preocupación en el medio científico, ya que podría agravar la situación del calentamiento global.