Los animales han estado hibernando durante mucho, mucho tiempo, muestra un nuevo estudio. Los investigadores han analizado fósiles de 250 millones de años y han encontrado evidencia de que la relación de mamíferos del tamaño de un cerdo, un género llamado Lystrosaurus, hibernaba de manera muy similar a lo que hacen los osos y los murciélagos en la actualidad.
Encontrar signos de cambios en las tasas de metabolismo en los fósiles es casi imposible en condiciones normales, pero el robusto Lystrosaurus de cuatro patas tenía un par de colmillos que crecían continuamente durante su vida, dejando tras de sí un registro de actividad similar a los anillos de los árboles en un maletero.
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Esos distantes parientes de los mamíferos surgieron poco antes de la más grande extinción masiva de la Tierra que ocurrió a finales del período Pérmico y eliminó a cerca de un 70% de las especies existentes en aquel entonces.
Los robustos cuadrúpedos vivieron por cerca de otros cinco millones de años más y habitaron diversas regiones del entonces único continente de la Tierra, Pangea.
Es muy posible que Lystrosaurus no fuera el único animal que hibernaba de la época, y es posible que algunos de los dinosaurios que vinieron después también hibernaran. El problema es que la mayoría de las especies de la época no tenían colmillos en continuo crecimiento ni dientes.
Los científicos continúan descubriendo más sobre cómo funciona la hibernación y cómo puede desencadenarse en los animales. Si podemos descubrir cómo hacer que el mismo truco biológico funcione en humanos, podría darnos nuevas formas de combatir las enfermedades .
Más estudios podrán analizar con más detalle la cuestión de si el Lystrosaurus pudo o no entrar en un estado de letargo profundo, pero este nuevo análisis ya está trazando algunos paralelos interesantes que abarcan cientos de millones de años.
Actualmente, los paleontólogos pueden encontrar fósiles de listrosaurios en la India, China, Rusia, y en partes de África y Antártida. En el estudio, se compararon fósiles del animal encontrados en Antártida y Sudáfrica.
