Las enigmáticas ráfagas rápidas de radio en el espacio no resultan tan impredecibles como lo estimaba hace apenas unas semanas un grupo de astrofísicos europeo. Actualmente, varios equipos de investigadores compiten para predecir con la mayor exactitud el ciclo de resurgimiento de una de estas señales provenientes del universo profundo.
Así, la fuente de ráfagas FRB 121102, originada a 3.000 millones de años luz de distancia, estuvo inactiva durante más de dos meses, pero unos científicos chinos ya sabían cuándo había que esperar para que volviera a emitir y sus previsiones fueron correctas.
Esto permitió que entre el 29 de julio y el 17 de agosto, el telescopio FAST, situado en la provincia china de Guizhou, detectara al menos 12 ráfagas de intensidad variada, informaron los investigadores en una nota en The Astronomer’s Telegram.
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El equipo chino estableció un ciclo de 156 días terrestres y prevé que el próximo apagado se produzca entre el 31 de agosto y el 9 de septiembre. Si la fuente continúa encendida después de estas fechas, ello significaría que "el período putativo de la fuente no es real o tiene una evolución", afirmaron los autores del estudio.
Otro grupo de estudiosos liderado por Marilyn Cruces, del Instituto Max Planck de Radioastronomía (Alemania), difiere de esta estimación de ciclo completo en solo un día. Según sus cálculos, este duraría 157 días, de los cuales la fuente FRB 121102 estaría activa 90 días y otros 67 inactiva. En su previsión, la fase actual de llamaradas duraría hasta el 14 de octubre próximo, luego la fuente hibernaría 67 días y volvería a emitir entre el 17 de diciembre de 2020 y el 24 de marzo de 2021.
Esta clase de emisiones intensas de ondas de radio puede liberar tanta energía como cientos de millones de soles en cuestión de milisegundos, pero la mayoría de las ráfagas observadas han estallado solo una vez, para luego desaparecer sin dejar rastro de su intensidad. Esto hace que sea muy difícil determinar la naturaleza de estas señales y monitorear su comportamiento.
Solo unas pocas fuentes de ráfagas rápidas han repetido sus emisiones durante las observaciones y los científicos esperan que esta pequeña muestra les permita desentrañar el enigma de todo el fenómeno. La hipótesis principal está relacionada con una variedad de estrellas de neutrones llamada magnetar, pero descifrar el ciclo de una de estas fuentes de emisión todavía no es suficiente para confirmar esta idea.