La búsqueda de vida extraterrestre se está centrando cada vez más en los mundos oceánicos del Sistema Solar, y hay nuevas pruebas de que la luna Europa de Júpiter debería ser el primer puerto de escala.
Un modelo sobre depósitos geoquímicos desarrollado por científicos de la NASA respalda la teoría de que el océano interior de la luna de Júpiter, Europa, podría albergar vida, según los resultados del estudio que fueron presentados esta semana en la conferencia anual de geoquímica Goldschmidt.
Los investigadores del Laboratorio de Propulsión a Reacción usaron datos de la misión Galileo de la NASA y el telescopio espacial Hubble para modelar la composición, las propiedades físicas del núcleo, la capa de silicato y el océano de Europa, una de las lunas más grandes del Sistema Solar.
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Sus cálculos indican que este océano global podría haber sido formado por la descomposición de los minerales que contienen agua debido a las fuerzas de las mareas o la desintegración radiactiva, un fenómeno denominado metamorfismo.
"Encontramos que diferentes minerales pierden agua y son volátiles a diferentes profundidades y temperaturas. Sumamos todos estos elementos que se estima que se han perdido en el interior, y encontramos que son consistentes con la masa predicha del océano actual, lo que significa que probablemente estén presentes en el océano", explicó el investigador principal, Mohit Melwani Daswani.
Los científicos también descubrieron que esa enorme masa de agua líquida pudo haber sido originalmente ligeramente ácida, con altas concentraciones de dióxido de carbono, calcio y sulfato. Sus simulaciones sugieren que el agua probablemente se volvió rica en cloruro, por lo que su composición actual "se parece más a los océanos de la Tierra", pudiendo ser potencialmente habitable por formas de vida.
"Europa es una de nuestras mejores oportunidades de encontrar vida en nuestro sistema solar", afirmó Melwani.
Con un diámetro de 3.100 kilómetros, Europa es ligeramente más pequeña que la Luna de la Tierra. A medida que Europa órbita a Júpiter a unos 780 millones de kilómetros del Sol, la temperatura de la superficie nunca sube por encima de menos 160 grados. La temperatura del océano aún se desconoce.
El equipo considera que los resultados podrían también aplicar para otras lunas en el Sistema Solar. "Nuestros modelos nos lleva a pensar que los océanos en otras lunas, como el vecino de Europa, Ganímedes, y la luna Titán de Saturno, también pueden haberse formado por procesos similares.