Las zonas de impactos de asteroides en los océanos pueden tener una conexión crucial en la explicación de la formación de moleculas esenciales para la aparición de la vida en la Tierra y potencialmente en Marte, según un nuevo estudio de científicos japoneses, informa la Universidad de Tohoku.
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Especialistas de ese centro de estudios, del Instituto Nacional de Ciencia de los Materiales, el Centro de Investigación Avanzada de Ciencia y Tecnología de Alta Presión y la Universidad de Osaka crearon en su laboratorio una instalación que imita la caída de un asteroide al océano y estudiaron las reacciones en sustancias simples: dióxido de carbono, nitrógeno, agua y hierro.
Según los resultados, los efectos del impacto producen aminoácidos como la glicina y la alanina, que sirven como componentes básicos para las proteínas que participan en muchas reacciones biológicas. Los aminoácidos formados durante tales eventos podrían polimerizarse más fácilmente en un siguiente paso de evolución química, ya que los impactos forman localmente aminoácidos.
El equipo de científicos utilizó el dióxido de carbono y el nitrógeno como fuentes de ambos elementos, puesto que estos gases son considerados los dos componentes principales de la atmósfera en la Tierra de hace más de 4.000 millones de años.
"Hacer que las moléculas orgánicas formen compuestos reducidos como el metano y el amoníaco no es difícil, pero se consideran componentes menores en la atmósfera para aquel momento", comentó uno de los autores del estudio, Yoshihiro Furukawa. "El hallazgo de la formación de aminoácidos a partir del dióxido de carbono y el nitrógeno molecular demuestra la posibilidad de que surjan bloques de construcción de la vida directamente a partir de estos compuestos ubicuos", añadió.
Según los especialistas, es probable que la atmósfera en Marte estuviera constituida por eso dos los principales gases, dióxido de carbono y nitrógeno, cuando en el planeta rojo existía un océano. De esta manera, la formación de aminoácidos provocada por impactos de asteroides también pudo haber sido, hace muchos años, una eventual fuente de elementos para la aparición de la vida en Marte.