La sonda espacial Voyager 2 realizó en 1986 uno de los pocos estudios de Urano, el séptimo planeta del sistema solar. Ahora, más de 30 años después, los físicos Gina DiBraccio y Dan Gershman, del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, analizaron los datos de la antigua misión para estudiar el extraño campo magnético de Urano.
En su estudio, cuyos resultados fueron publicados en la revista Geophysical Research Letters, descubrieron que la Voyager 2 voló a través de un plasmoide, una burbuja magnética gigante, un hecho que pasó desapercibido hace más de tres décadas.
“A wobbly magnetic oddball”: decades after its grand tour of the planets, scientists continue to make discoveries using data sent home by the Voyager 2 mission. Details — https://t.co/9hzjLyjUTF pic.twitter.com/Duj8humwH2
— NASA Solar System (@NASASolarSystem) March 25, 2020
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¿Qué es un plamoide?
Los plasmoides, burbujas gigantes de plasma, o gas electrificado, hacen que los planetas pierdan masa, explica la NASA. Con el tiempo pueden drenar los iones de la atmósfera de un planeta, y de esta manera introducir cambios fundamentales en su composición. Anteriormente ya se habían observado en otros planetas, entre ellos la Tierra, pero nunca en Urano.
Según las estimaciones de los investigadores, plasmoides como los que cruzó Urano podrían representar una pérdida de masa atmosférica de entre el 15 % y el 55 % para el planeta. DiBraccio y Gershman estimaron una forma cilíndrica del plasmoide detectado de al menos 204.000 kilómetros de largo y hasta 400.000 kilómetros de ancho.
Al igual que todos los plasmoides planetarios, los autores creen que estaba lleno de partículas cargadas, principalmente hidrógeno ionizado. El descubrimiento ahora plantea nuevas preguntas sobre el entorno magnético de Urano, un planeta que en muchos aspectos puede considerarse único en el sistema solar.
Una animación muestra cómo giran realmente los planetas del Sistema Solar pic.twitter.com/WhYaWOqNAv
— RT en Español (@ActualidadRT) November 7, 2019
La naturaleza de la circulación magnetosférica y los procesos de pérdida de masa siguen siendo temas sobresalientes y esenciales tanto en Urano como en Neptuno. Con el fin de determinar definitivamente las contribuciones relativas de la rotación planetaria y la fuerza del viento solar en la conducción de la dinámica global del plasma, serán necesarias nuevas mediciones in situ. Hasta entonces, las enigmáticas magnetosferas gigantes de hielo esperan una mayor exploración", exponen los autores.
Los científicos esperan nuevas misiones hacia este fascinante planeta para conocer cómo ha cambiado el escape de plasmoides con el tiempo.