Descubren una estrella pulsante en forma de lágrima

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Los astrónomos conocen desde hace tiempo la existencia de estrellas lejanas que pulsan de forma similar al Sol. Estas oscilaciones rítmicas, que tienen lugar en la superficie estelar, ocurren en estrellas de diferentes edades y periodos de pulsación, y pueden deberse a causas diversas. 

Sin embargo, todas tenían hasta ahora algo en común: las oscilaciones eran siempre visibles en toda la superficie, como un corazón que late. .

Una investigación internacional, con participación del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), ha descubierto por primera vez una estrella que oscila en un solo hemisferio. El objeto celeste, situado en la Vía Láctea a unos 1.500 años luz de la Tierra, tiene 1,7 veces la masa del Sol. Forma parte de un sistema estelar binario, con un período orbital de menos de dos días, en el que la atracción gravitatoria de una compañera cercana arrastra las pulsaciones hacia uno de los lados, dándole forma ovoide o de lágrima.

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La existencia de estrellas con oscilaciones modificadas por la fuerza gravitatoria de otro cuerpo cercano fue predicha teóricamente en la década de 1940, y hace más de 30 años que se formuló la idea de que el eje de pulsación de una estrella puede moverse a través de las fuerzas de marea que se generan por la interacción gravitatoria. Los hallazgos aparecen publicados en «Nature Astronomy»

Sin embargo, hasta ahora no se habían obtenido pruebas de este fenómeno a través de datos de observación. “Desde los años 80, hemos creído que sistemas como éste podían existir, pero es ahora cuando finalmente hemos encontrado uno”, explica Don Kurtz, investigador de la Universidad Central de Lancashire (Reino Unido) y coautor del estudio.

Para su sorpresa, el equipo observó que la fuerza de las oscilaciones dependía del momento en que se observaba la estrella y que variaba con el mismo período que la órbita de la binaria.

“A medida que las estrellas binarias orbitan entre sí añade David Jones, investigador del IAC y coautor del estudio, vemos diferentes partes de la estrella pulsante; a veces, vemos el lado que apunta hacia la estrella compañera y, otras veces, vemos la cara externa”.

La pista inicial que llevó al descubrimiento de esta inusual estrella vino de la mano de astrónomos amateurs que regularmente inspeccionan con detalle la enorme cantidad de datos que TESS suministra. Fueron ellos los que alertaron del fenómeno a Saul Rappaport, investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE.UU.) y coautor del estudio.