Hace poco más de un año, el 3 de enero de 2019, la nave china Chang'E-4 aterrizó cerca del polo sur de la cara oculta de la Luna. Inmediatamente desplegó su rover Yutu-2, que utiliza un radar llamado LPR (Lunar Penetrating Radar) para investigar lo que hay bajo la superficie sobre la que circula.
Los resultados registrados a lo largo de una distancia de 106 metros durante sus dos primeros días lunares (un poco menos de dos meses terrestres) se han publicado ahora en la revista Science Advances, y revelan tres niveles.
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La primera capa es la del regolito lunar que se extiende por toda la superficie de nuestro satélite, un material fino (con alguna roca suelta) que en esta zona alcanza los 12 metros de profundidad.
Por debajo, hasta los 24 metros, es un terreno de rocas de entre 20 centímetros y tres metros de longitud. Después, en el tercer nivel, va desapareciendo gradualmente el material rocoso para volver a dominar el fino hasta el límite de 40 metros de profundidad que es capaz de detectar el instrumento. A partir de ahí, los datos ya son muy difusos.
Datos tomográficos
Combinando la información del radar con datos tomográficos y análisis cuantitativos del subsuelo, los autores concluyen que el subsuelo lunar se compone esencialmente de “materiales granulares altamente porosos con rocas incrustadas de diferentes tamaños”, fruto de los impactos que ha recibido nuestro satélite.
Es probable que el contenido sea el resultado de una galaxia turbulenta temprana, cuando los meteoritos y otros desechos espaciales golpearon con frecuencia la Luna. El sitio de impacto expulsaría material a otras áreas, creando una superficie en forma de cráter sobre un subsuelo con varias capas.
El rover lunar de China reveló lo que hay debajo del lado oscuro lunar https://t.co/Nqm4Wd9pPQ vía @LeoHERASME
«La misión Chang’e-4 reveló la primera estratigrafía detallada del subsuelo«. pic.twitter.com/ZTizC0DgGP
— LeoHerasme (@LeoHERASME) February 28, 2020
La misión china utilizó el LPR para enviar señales de radio a la superficie de la luna, alcanzando una profundidad de 40 metros por el canal de alta frecuencia de 500 MHz, más de tres veces la profundidad alcanzada anteriormente por CE-3. Estos datos permitieron a los investigadores desarrollar una imagen aproximada de la estratigrafía subsuperficial.
Los resultados de los datos de radar recopilados por el LPR durante los primeros 2 días de operación lunar proporcionan la primera imagen electromagnética de la estructura del subsuelo del lado lejano y la primera 'verdad del terreno' de la arquitectura estratigráfica de un depósito de eyección.