Es algo que se repite en cada accidente aéreo. Tras localizar el lugar del impacto y encontrar a los posibles supervivientes, los equipos de rescate se centran en buscar una caja anaranjada que con el paso de los años hemos pasado a llamar caja negra.
El motivo es simple: este dispositivo está asociado inevitablemente a accidentes que acaban con un gran número de víctimas.
Aunque las estadísticas confirman una y otra vez que volar en avión es mucho más seguro que otras actividades que consideramos seguras, resulta imposible evitar que en ciertas ocasiones se produzcan accidentes aéreos y, en consecuencia, esos accidentes acaben con fallecidos.
De ahí que más pronto que tarde alguien diera con una solución que, aunque no impidiera los accidentes de avión, sí nos aportaran información para evitarlos en el futuro.
En la actualidad, son dos los dispositivos conocidos como caja negra que se instalan en todo avión que sobrevuele el cielo.
Uno se conoce como flight data recorder (FDR) en inglés y conserva datos del vuelo a partir de grabaciones de docenas de parámetros que se recopilan cada pocos segundos.
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El segundo se llama cockpit voice recorder (CVR) y graba los sonidos en cabina, incluyendo las conversaciones de los pilotos, entre ellos, y con la torre de control.
Ambos se integran en un mismo dispositivo que tiene que soportar impactos de 3400 g (fuerza g) y temperaturas de más de 1.000 ºC. Si quieres saber más sobre las cajas negras modernas, puedes revisar el artículo Todo sobre las cajas negras de un avión que explica largo y tendido su funcionamiento.
Pero en este artículo vamos a asistir al nacimiento de un invento que, aunque no se pueda contabilizar directamente, ha salvado millones de vidas gracias a los cambios de legislación y a las medidas de seguridad introducidas tras cada accidente de avión que queda registrado gracias a las cajas negras.
Aviación y cajas negras
Hay inventos que están asociados inevitablemente entre sí. La caja negra, por ejemplo, se debe a la aviación.
Y si bien el primer avión como tal lo situamos en 1903, año en que los hermanos Wilbur y Orville Wright realizan sus primeros vuelos aéreos, la introducción de la caja negra es más tardío y va ligada a la popularización de los vuelos comerciales poco antes de la Segunda Guerra Mundial.
Estados Unidos, por ejemplo, introduce la obligatoriedad de la caja negra en aviones de pasajeros en 1958. Y durante los años 60 se irán ampliando a las aerolíneas de todo el mundo.
La primera caja negra
Pero si tenemos que hablar de la caja negra tal y como la conocemos, según la fuente que consultemos la paternidad es estadounidense o australiana.
Y es que, como ocurre con tantos inventos modernos, no hay un único inventor. Es más, el mismo invento se crea prácticamente al mismo tiempo en distintos lugares del planeta.
Oficialmente se suele decir que la primera patente sobre cajas negras para aviación corresponde al estadounidense James J. Ryan, profesor de ingeniería en la Universidad de Minnesota e ingeniero en la compañía General Mills.
En agosto de 1953, Ryan registra la patente que no será aprobada hasta 1960. Una segunda patente será aprobada en 1963. Esta primera caja negra registraba velocidad, fuerza g y altitud entre otras métricas que quedaban grabadas en una tira de papel de aluminio.
Como curiosidad, esta caja negra no era ni negra ni naranja sino amarilla, y en vez de una caja cuadrada o rectangular venía en una carcasa metálica esférica.