Científicos rusos crearán un modelo con datos experimentales para describir el impacto de las emisiones de los propulsores de las naves espaciales en las capas superiores de la ionosfera y estudiar cómo estos procesos afectan a las telecomunicaciones y la transmisión de datos.
El proyecto, a cargo del Instituto de Física Solar-Terrestre de la sección siberiana de la Academia de Ciencias de Rusia, ubicado en la ciudad rusa de Irkutsk, realizó a lo largo de siete años múltiples experimentos que permitirán describir estos complejos procesos.
"Tenemos previsto crear un modelo físico de los cambios de la ionosfera provocados por los propulsores de las naves espaciales orbitales que emiten una cantidad relativamente pequeña de gases de escape (en comparación con los cohetes portadores)", explicó el subdirector del Instituto, Vitali Jajínov, citado por TASS.
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El trabajo se realizará con datos recopilados durante una serie de experimentos espaciales con la participación de naves Progress, que realizaron un total de 86 maniobras con emisiones de gases de escape entre 2007 y 2014 al sobrevolar sobre las instalaciones de observación radiológica del instituto.
La cantidad de datos recabados en un amplio diapasón de radiofrecuencias otorga a este experimento un alto grado de fiabilidad y de hecho lo convierte en único en su tipo, según Jajínov.
El proyecto, que deberá presentar resultados en tres años, es posible gracias a una subvención de un millón de rublos (más de 16.000 dólares) otorgada por el Fondo Ruso de Investigaciones Fundamentales.
La capa superior de la ionosfera de la Tierra es la magnetosfera, que no solo conforma un escudo protector contra las partículas cargadas de energía procedentes del Sol, sino que además permite las telecomunicaciones por las frecuencias radiales.
Según establecieron los científicos, los gases de escape de las naves espaciales afectan la ionosfera e inciden en la transmisión de las señales de radio, incluyendo las de los sistemas de posicionamiento global GPS/Glonass.
El modelo que prevén crear los científicos permitirá comprender la naturaleza de los procesos físicos menos estudiados de la ionosfera, indicó el investigador.
El Instituto de Física Solar-Terrestre fue fundado en 1960 en base al primer observatorio magnético de Siberia, y se dedica al estudio de los procesos físicos del Sol y el espacio circunterrestre, la observación de asteroides y el análisis y pronósticos del clima terrestre. EFE