La cápsula espacial de Boeing, Starliner, sin tripulación a bordo, aterrizó en el desierto de Nuevo México, en el oeste de Estados Unidos, tras fracasar en su misión de unirse a la Estación Espacial Internacional (ISS).
La Nasa describió el vuelo abortado como un éxito, a pesar de que no cumplió su objetivo en lo que se suponía sería un ensayo final antes de una misión tripulada.
Imágenes transmitidas por la Nasa mostraron el regreso a la Tierra de la cápsula, durante la noche, tras un descenso contenido por tres enormes paracaídas.
"Tuvimos algunos desafíos, pero muchas cosas salieron bien", dijo el administrador de la NASA Jim Bridenstine a los periodistas.
"No llegamos a la Estación Espacial Internacional. No atracamos, pero la nave espacial voló excepcionalmente bien. Tenemos muchos datos para revisar", dijo.
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Starliner debió haberse unido a la ISS el sábado pero un error en el contador de "tiempo transcurrido" de la misión le impidió colocarse en la órbita correcta. Por ello, Boeing y la NASA decidieron traer a Starliner de vuelta a la Tierra después de 48 horas, seis días antes de lo programado.
"Comenzamos el reloj en la hora equivocada", dijo a periodistas Jim Chilton, vicepresidente para el espacio de Boeing.
La cápsula, que solo tenía un maniquí a bordo, aterrizó a las 05H58 (12H58 GMT) en la base de White Sands, un minuto después de lo previsto.
La derrota parcial de Starliner es otro golpe para Boeing, que aún sufre las secuelas de dos accidentes mortales en su avión 737 Max. La compañía estadounidense planea suspender la producción de este modelo en enero.
Reingreso exitoso
Pero también es un revés para la Nasa, que cuenta con ese vehículo para transportar astronautas a la ISS a partir de 2020 y así romper su dependencia de Rusia, único país desde 2011 que opera naves espaciales tripuladas, las Soyuz.
Sin embargo, Bridenstine insistió en que la misión espacial no fue un completo fracaso.
"El equipo de la NASA y el equipo de Boeing han estado trabajando mano a mano para lograr tantos objetivos de prueba como podamos", dijo antes del aterrizaje.
Starliner logró establecer un enlace de comunicaciones con la ISS y probar en el espacio su mecanismo de acoplamiento, así como sus paneles solares, baterías, propulsores y sistema de regulación de calor.
Chilton dijo que el estado del vehículo era "realmente excelente".
Un escudo térmico protegió la cápsula durante el ingreso a la atmósfera, cuando la fricción elevó la temperatura al exterior del vehículo a más de 1.600º Celsius. Los motores de Starliner aparentemente funcionaron bien para comenzar el descenso desde la órbita a 250 km de altitud, cuando la cápsula volaba a más de 28.000 km/h.
En una prueba en noviembre, solo dos de los tres paracaídas se abrieron, aunque resultaron suficientes para el aterrizaje.
"La entrada, el descenso y el aterrizaje no son para los débiles de corazón", dijo Chilton anteriormente.
La NASA tendrá que decidir si lleva a cabo otro vuelo de prueba o confiar en que el vehículo es seguro para transportar astronautas.
"Tal vez sea aceptable dar el siguiente paso: hacer la prueba de vuelo de la tripulación, pero primero tenemos que revisar los datos", dijo Steve Stich, subdirector del Programa de tripulación comercial de la NASA.
El primer vuelo tripulado de Starliner estaba programado para principios de 2020, un avance muy esperado desde que la NASA envió su último transbordador espacial en 2011.
Otro vehículo, el Crew Dragon, ha sido desarrollado por la empresa SpaceX para la NASA. Se espera que también esté listo para su lanzamiento el próximo año.
La NASA se ha comprometido a pagar 8.000 millones de dólares a Boeing y SpaceX, que a cambio se encargarán de realizar seis viajes con cuatro astronautas cada uno desde ahora hasta 2024.