Un grupo de médicos de la Universidad de Maryland (EE.UU.) ha logrado por primera vez en la historia poner a un paciente en animación suspendida una ralentización o interrupción temporaria de los procesos vitales inducida por medios externos, informa el portal NewScient.
El procedimiento es parte de un proyecto de investigación sobre técnicas de resucitación en personas gravemente heridas liderado por el doctor Samuel Tisherman, quien compartió sus resultados parciales en un simposio celebrado este lunes en la Academia de las Ciencias de Nueva York. La publicación del estudio completo está prevista para finales de 2020.
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La técnica fue practicada en pacientes con heridas de gravedad por ejemplo, de bala o arma blanca que perdieron más de la mitad de la sangre y que, tras llegar al centro médico de la mencionada institución educativa, sufrieron un paro cardiaco. Se trataba de casos en los que los médicos solamente tenían pocos minutos para operar y donde las chances de supervivencia eran inferiores al 5 %.
A sangre fría
La animación suspendida se propone darles más tiempo a los doctores. Para ello, el cuerpo del paciente es enfriado hasta los 10 – 15 grados centígrados mediante el reemplazo completo de la sangre por una solución salina helada, logrando que la actividad cerebral se detenga casi por completo.
Luego, el cuerpo es desconectado de sistema de enfriamiento y llevado a la sala de operaciones, donde los médicos disponen 2 horas para tratar quirúrgicamente las heridas fatales hasta que, finalmente, el paciente es sometido a otro procedimiento para volver a calentar su organismo.
A temperatura normal, las células del cuerpo humano necesitan recibir oxígeno de manera ininterrumpida para poder producir energía. Por ello, cuando el corazón deja de bombear la sangre y el cerebro no recibe oxígeno, este órgano vital solamente es capaz de sobrevivir por unos 5 minutos antes de sufrir cambios irreversibles en sus tejidos.
En cerdos y en humanos
La técnica investigada por el equipo de Tisherman consiste, justamente, en hacer que las células necesiten de menor cantidad de oxígeno al ralentizar o detener sus reacciones químicas mediante el enfriamiento.
El procedimiento tuvo éxito en pruebas con animales grandes, en particular en cerdos con heridas graves, de modo que los médicos lograron mantenerlos en animación suspendida por 3 horas para luego tratarlos, suturarlos y resucitarlos. Sin embargo, el investigador no ha especificó cuántos de sus pacientes humanos tratados con esta técnica lograron sobrevivir.
De momento, uno de los desafíos son las lesiones durante la reperfusión, el regreso del flujo sanguíneo al tejido ya que a mayor tiempo que el cuerpo permanece enfriado, mayor es el daño.
Los científicos esperan minimizar estos efectos negativos y extender el tiempo de la animación suspendida mediante la administración de fármacos, aunque ello requerirá más investigación.