Los científicos de la Universidad Rochester (EEUU), con el apoyo de investigadores chinos, han desarrollado una tecnología para procesar las superficies metálicas con láseres de femtosegundos. El metal adquiere propiedades hidrofóbicas tan fuertes que las estructuras se vuelven absolutamente imposibles de hundir.
El láser crea patrones en la superficie del metal a escala nanométrica capaces de atrapar y mantener el aire. Una vez sumergido en el agua, alrededor del objeto metálico se forma una burbuja de aire que lo empuja hacia la superficie. El objeto flota incluso si está perforado o dañado de alguna otra manera, aseguran los autores del estudio.
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Los científicos se inspiraron en las arañas de agua que pueden permanecer sumergidas durante mucho tiempo en una cámara de aire que rodea su cuerpo. Las hormigas Solenopsis —rojas o de fuego— también utilizan un método parecido para no hundirse. Unidas en grupos, se mantienen en la superficie acuática gracias al aire atrapado por sus cuerpos hidrofóbicos.
El principal problema de la mayoría de materiales hidrofóbicos es que pierden sus propiedades hidrófugas con el tiempo o como resultado de daños mecánicos en su superficie.
Barcos imposibles de hundir
Los desarrolladores solucionaron este problema: colocaron una pieza de aluminio procesada entre dos placas de aluminio. Así se forma una burbuja de aire, es decir, un compartimiento impermeable lleno de aire, entre ellas. El material no perdió sus propiedades incluso después de múltiples inmersiones y de dos meses bajo el agua con una carga.
Unos láseres potentes permitirían adaptar esta tecnología para su uso comercial en la construcción de barcos imposibles de hundir y dispositivos electrónicos que deben permanecer en la superficie acuática durante largo tiempo.