Las baterías de iones de litio han permitido la revolución en microelectrónica y se han convertido en la opción predilecta de fuente de alimentación para dispositivos electrónicos portátiles. Su triunfo en el mercado se debe a las mayores densidades de energía que ofrecen en comparación con otros sistemas recargables.
Smartphones, ordenadores portátiles, coches eléctricos… las baterías de litio, cuya invención, hace casi 50 años, han valido el Premio Nobel a tres químicos, revolucionaron la movilidad en la sociedad, pero su composición y su reciclaje todavía tienen que evolucionar.
Los inventores de la batería de litio “crearon un mundo recargable”, se felicitó Olof Ramström, miembro del Comité Nobel y de ella depende la autonomía de los objetos electrónicos. “Son los caballos de tiro invisibles de la era móvil”, comenta Paul Coxon, de la Universidad de Cambridge.
The 2019 #NobelPrize in Chemistry has been awarded to John B. Goodenough, M. Stanley Whittingham and Akira Yoshino “for the development of lithium-ion batteries.” pic.twitter.com/LUKTeFhUbg
— The Nobel Prize (@NobelPrize) October 9, 2019
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En comparación con las de plomo o de níquel-hidruro metálico, las de litio generan más energía, son más ligeras y duran más tiempo. Son las baterías “más potentes que jamás han existido”, resume Patrice Simon, de la Red de almacenamiento electroquímico de energía del centro de investigación francés CNRS.
“El aumento de energía es fenomenal respecto a lo que se hacía hace 40 años. En un volumen dado, se puede almacenar una cantidad de energía de 4 a 5 veces más importante”, agrega Patrick Bernard, director de investigación de Saft, especialista en aplicaciones sobre el almacenamiento de energía.
Una batería de litio está constituida, en su electrodo positivo, por litio, cobalto y oxígeno, y en su electrodo negativo, de grafito. Entre los dos, hay el líquido por el que el litio circula. “Este movimiento del litio se genera con el movimiento de electrones y permite almacenar o entregar la energía”, precisa Laurence Croguennec, del Instituto de Materia Condensada de Burdeos, Francia.
Las baterías de iones de litio están por todas partes: teléfonos y ordenadores portátiles, tabletas, prótesis auditivas, marcapasos, almacenamiento de electricidad generada por paneles solares, motos, bicicletas y autos eléctricos. “Por el momento, la batería de litio no tiene rival y será utilizada durante décadas, quizás siglos”, según Jean-Marie Tarascon, químico y profesor del prestigioso Colegio de Francia.
Gracias a su gran capacidad de almacenamiento, esta tecnología contribuye a reducir nuestra dependencia con los combustibles fósiles. “Mañana, en menos de cinco años, podremos dejar las centrales de carbón, de gas, combinando (la energía) solar o eólica con el almacenamiento.
Los industriales se dedican también a mejorar el reciclaje de estas baterías, algunos de cuyos componentes terminan en las descargas. “Desde hace unos cinco años, se está produciendo un aumento muy fuerte de la tasa de reciclaje de los materiales activos”, impulsado por China, concluye Philippe Azais. AFP
En los últimos 25 años, la tecnología ha mejorado5 y un 10 por ciento más eficientes cada año, simplemente optimizando aún más la arquitectura existente.