Un grupo internacional de astrónomos reporta haber observado por vez primera un exoplaneta semejante a Júpiter, por medio de la interferometría óptica.
El objeto celeste, designado HR 8799, es conocido desde el año 2010, cuando fue descubierto por su tránsito sobre el astro al que orbita. Se encuentra en la constelación de Pegaso, a una distancia de 129 años luz de la Tierra. Esta vez se pudo estimar también que tiene una atmósfera tormentosa, compuesta de hierro y silicatos.
El novedoso método de observación combina las señales luminosas registradas por cuatro telescopios diferentes. Esto permitió a los científicos analizar directamente el exoplaneta y les proporcionó datos 10 veces más detallados que los obtenidos en registros anteriores.
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Un artículo del grupo, que la revista Astronomy & Astrophysics ha publicado este 27 de marzo, especifica que todas las observaciones se llevaron a cabo durante un mismo día (el 28) de agosto del 2018. La imagen del exoplaneta estuvo siendo registrada simultáneamente por las cuatro unidades del sistema de telescopios VLT (Very Large Telescope) del Observatorio Europeo del Sur (ESO), con sede en Chile.
Los datos recogidos fueron procesados por un interferómetro, que separa los haces de luz que recorren trayectorias ópticas distintas y mide con alta precisión las longitudes de ondas, y luego por una herramienta combinadora de haces, denominada Gravity. Este método supone que cada objeto "es observado por separado interferómetricamente, pero una telemetría láser muy precisa monitorea constantemente la trayectoria óptica diferencial entre dos objetos", explica el artículo.
"Bola de gas iluminada desde dentro"
El comunicado difundido al respecto por el ESO recoge un comentario de Sylvestre Lacour, profesor de la Sorbona y del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre, quien encabezó el equipo. "Nuestras observaciones apuntan a una bola de gas iluminada desde el interior, con rayos de luz cálida que se arremolinan en medio de unas tormentosas nubes oscuras".
El científico destacó también una fuerte convección, en las nubes, de partículas de silicato y hierro, que se desagregan y caen hacia el interior. En su estimación, el gigantesco planeta experimenta complejos procesos físicos y químicos en su atmósfera dinámica.