Los atletas prueban todo tipo de propuestas culinarias dentro de su dieta con la idea de mejorar su rendimiento de cara a una prueba, y una parece que está cobrando fuerza en la última década: los zumos de remolacha. Pero, ¿por qué? Al parecer, su alto contenido en nitratos es la clave para conseguir un resultado más satisfactorio mientras hacen ejercicio. ¿Cuál es el papel de la ciencia en todo esto?
Comencemos primero por aclarar qué es el nitrato inorgánico (NO3-). Este se añade a las carnes curadas y a las procesadas para prolongar su caducidad y darles ese tono rosado tan característico. También podemos encontrarlo de forma natural en las espinacas, en la rúcula y en la remolacha.
Varios han sido los estudios que en la última década han puesto el ojo en que los nitratos de estas verduras mejoran el rendimiento atlético y que incluso mejoran la salud cardiovascular en adultos.
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En 2007, el fisiólogo del ejercicio Andrew Jones, de la universidad británica de Exester, mostró interés en un estudio publicado en Acta Physiologica. En él, investigadores suecos afirmaban que 3 días de suplementación con nitrato de sodio en nueve ciclistas y triatletas favorecían la reducción de la demanda de óxigeno.
Habitualmente, esta se mantiene fija, por lo que una intervención a corto plazo para cambiar esa necesidad era algo inusual. Por ello, investigó por su cuenta este hecho, pero centrándolo en fuentes naturales ricas en nitratos, como las remolachas.
Su estudio fue reportado en Journal of Applied Physiology, pero en esta ocasión, en lugar de tomarlo como suplemento, 8 deportistas bebieron lo nitratos en formato natural a través de medio litro de zumo de remolacha. Debían tomarlo durante 6 días. Junto a ellos, otro grupo hizo lo mismo, pero con zumo de grosella negra, la cual tiene cantidades insignificantes de nitratos.
Tras un descanso de 10 días, los grupos se intercambiaron y los resultados en cuanto a resistencia y demanda de oxígeno eran más evidentes en aquellos que tomaron la remolacha los últimos días. La concentración de nitrato en sangre era casi el doble, su presión arterial se redujo y la cantidad de oxígeno consumido disminuyó un 19%. De hecho, se les presionó para que ejercitarán durante más tiempo, y a pesar del agotamiento, su cuerpo respondía favorablemente.
Fue desde este momento cuando comenzaron a brotar como setas las investigaciones sobre este nuevo alimento mágico.
¿Cómo actúa el nitrato en el cuerpo?
Como tal, no hace mucho. Primero debe convertirse en óxido nítrico, un gas que interviene directamente en la dilatación de los vasos sanguíneos, la contracción muscular y la transmisión de señales nerviosas. Una buena forma de conseguirlo es a través de la alimentación. El nitrato de la remolacha, por ejemplo, se reduce primero a nitrito gracias a las bacterias de la boca y horas después pasa a convertirse en el óxido nítrico del que hablamos en nuestro sistema digestivo.