El pueblo chino honró la longevidad más que ninguna otra nación en el mundo, inquietud que les llevó a prácticas de encantamiento, plegarias, convocatorias de espíritus, represión de los demonios y bestias salvajes, hechizos basados en constelaciones o la alquimia, cuyo fin era elaborar el elixir de la inmortalidad.
De ello acaba de dar testimonio un grupo de arqueólogos que han descubierto la bebida de la que se decía que conseguía la vida eterna. Se encontraba en una vasija de bronce de 2.000 años de antigüedad que fue enterrada en una tumba antigua en la ciudad de Luoyang, en el centro de China, donde se realizaban trabajos de excavación.
El elixir lo forman 3,5 litros y al principio se pensó que era algún licor, ya que olía a alcohol. Ahora las pruebas de laboratorio han revelado que este misterioso líquido está compuesto principalmente de nitrato de potasio y alunita, ingredientes principales de acuerdo con un borrador de inmortalidad registrado en un antiguo texto taoísta.
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Según la agencia de noticias Xinhua, el elixir mágico se encontró en una tumba perteneciente a una familia noble de la dinastía Han del Oeste. La familia dio un valor tan alto al elixir, que lo consideró digno de compartir en su lugar de descanso final.
El ejemplo más popular de esta obsesión china por la inmortalidad fueron los dos viajes de hechicero de la corte Xu Fu en busca del elixir durante la dinastía Qin. Sin embargo, ésta es la primera vez que se descubre una muestra intacta de ese líquido.
“El líquido es de gran valor para el estudio de los antiguos pensamientos chinos sobre el sueño de la inmortalidad y la evolución de la civilización china”, explicó Shi Jiazhen, director del Instituto de Reliquias Culturales y Arqueología de Luoyang. La antigua tumba cubre más de 200 metros cuadrados y, además del elixir, sus excavadoras han dejado al descubierto otros utensilios de bronce y vasijas de barro pintadas.