Un grupo de científicos, liderados por Simon McQueen-Mason y especializados en el estudio del sistema digestivo de los limnóridos, crustáceos que se alimenta de madera, ha descubierto que este animal puede ser la clave para convertir la madera en biocombustible, de manera sostenible.
Los limnóridos son pequeños invertebrados marinos que han evolucionado para desempeñar un importante papel ecológico al comer los abundantes suministros de madera arrastrada al mar desde los estuarios de los ríos.
Hasta ahora, la cuestión de cómo procesaba la lignina, el recubrimiento altamente resistente que envuelve los polímeros de azúcar que componen la madera, había sido un misterio.
El equipo de Simon McQueen-Mason, estudió el intestino del Gribble y descubrió que la clave se encuentra en las hemocianinas. Estas proteínas, mejor conocidas por su papel en el transporte de oxígeno, son utilizadas por los invertebrados de forma similar a la hemoglobina. Se trata del mismo grupo de proteínas que hacen que la sangre de los invertebrados sea azul. De acuerdo con los resultados, publicados en Nature, las hemocianinas desempeñan un papel fundamental en la capacidad de los limnóridos para extraer azúcares de la madera.
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El descubrimiento acerca a los investigadores a la identificación de herramientas más económicas y sostenibles para convertir la madera en combustible bajo en carbono, una alternativa prometedora a los combustibles fósiles como el carbón y el petróleo.
La investigación reveló que tratar la madera con hemocianinas permite que se libere más del doble de la cantidad de azúcar, algo que de otro modo requiere tratamientos termoquímicos costosos y que consumen una gran cantidad de energía.
“Los limnóridos – explica Simon McQueen-Mason – es el único animal que se sabe que tiene un sistema digestivo estéril. Esto hace que su método para la digestión de la madera sea más fácil de estudiar que el de otras criaturas que consumen madera, como las termitas, que dependen de miles de microbios intestinales para hacer la digestión por ellos”.
La biomasa de plantas leñosas es el recurso de carbono renovable más abundante en el planeta y, a diferencia del uso de cultivos alimentarios para producir biocombustibles, su uso no entra en conflicto con la seguridad alimentaria mundial.