Si tuviéramos que apostar, acerca de quién proporcionaría un alivio más efectivo, un conocido o alguien que no es de nuestro entorno, la respuesta sería obvia: por confianza y afecto, aquellos más cercanos a nosotros. Pero puede que sea un error. Un estudio liderado por Grit Hein investigó este dilema y descubrió que las personas experimentan un mayor alivio del dolor si son tratadas por una persona que pertenece a un grupo social diferente.
El estudio ha sido publicado en Royal Society of London B: Biological Sciences.
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"Los participantes recibieron un estímulo doloroso en el dorso de la mano – explica Hein –. Un grupo de participantes recibieron consuelo por parte de una persona de su propio grupo, mientras que el otro grupo, lo hizo de un grupo de desconocidos. Luego medimos cómo cambiaron tanto las respuestas neuronales al dolor y los juicios subjetivos. Antes del tratamiento, ambos grupos mostraron respuestas similares al dolor. Pero al ser tratados por extraños, los participantes de este grupo calificaron su dolor menos intenso que el otro grupo. El efecto no se limitó a la experiencia subjetiva, también vimos una reducción de la activación relacionada con el dolor en las regiones cerebrales correspondientes "
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En el estudio, los autores explican este fenómeno señalando que “los participantes que recibieron alivio de un desconocido, no esperaban recibir realmente la ayuda efectiva de esta persona. Y cuanto menos anticipaban los participantes las experiencias positivas, mayor era su sorpresa y más pronunciada la reducción de sus respuestas al dolor. El hallazgo podría ser relevante para el contexto clínico donde el tratamiento por profesionales de diferentes culturas es habitual en la actualidad”.
Fuente: QUO.Es