Así va la historia que han conseguido armar los astrónomos: una enorme estrella colapsó y la explosión creó una gran nube con sus restos, esta se contrajo atrayendo con su propia gravedad los trozos y formando a nuestro Sol. Otros pedazos de roca y gas formaron los planetas del Sistema Solar. Pero a esta increíble información los científicos deben agregar nuevos datos, muy difíciles de conseguir.
Por ejemplo, el tiempo que tardó la vieja estrella en convertirse en nuestro nuevo Sol y los elementos que tuvieron lugar en la supernova para causar la aparición de vida en nuestro planeta y la formación de otros cuerpos celestes.
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¿Cómo sabremos más de esta estrella muerta?
Un grupo de científicos publicó un estudio en la revista Physical Review Letter en el que comentan sobre una forma de antimateria de una partícula de neutrino, algo llamado antineutrino electrónico, que chocó con la materia circundante de la supernova creando un isótopo del elemento tecnecio. Rastreando la cantidad y comportamiento de este isótopo pueden saber más sobre la vieja estrella.
¿El problema? Este isótopo decae fácilmente y desaparece, dejando sin rastros a los científicos. ¿La forma de solucionarlo? Analizando meteoritos que caen en la Tierra y que no han tenido demasiadas modificaciones desde la creación del Sistema Solar.
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Aún no hay pruebas precisas de esto, pero obteniendo datos de estos objetos que entran en nuestra atmósfera quizás podamos saber más. Es maravilloso imaginar que una supernova sea la causante de que hoy exista nuestro Sistema Solar y más precisamente, nosotros mismos en la Tierra, ¿no te parece?
Fuente: VIX