Resulta que no somos los únicos que disfrutamos de una cerveza después de una larga jornada. Un grupo de investigadores encontró residuos de cerveza en una vasija que tiene nada menos que 2500 años de antigüedad. Esta es la prueba más antigua de la existencia de esta bebida, lo que es realmente sorprendente.
¿Qué es lo que sabemos sobre técnicas y momento histórico?
El estudio fue publicado en el Journal of Archaeological Science. El descubrimiento en concreto es de las señales químicas de la fermentación en la vasija y además, de cebada. Teniendo en cuenta estas dos cosas podemos reconocer la existencia de cerveza en ella.
Para los investigadores la importancia está en conocer más sobre el Imperio babilónico, en un momento donde vivía un auge cultural importante. En realidad hay varios registros de la existencia de la bebida en imágenes y también en textos de la Mesopotamia. De hecho, aparece en «Epic of Gilgamesh», el poema más antiguo encontrado hasta el momento. La cerveza era en el pasado no solamente una bebida en sí misma sino parte de rituales. Tenía una gran importancia para la cultura de la época.
Archaeologists have now employed a new technique to detect beer residues in nearly 2,500-year-old clay cups dug up in a site in northern Iraq. https://t.co/6CURmPVvwd
— Smithsonian Magazine (@SmithsonianMag) August 14, 2018
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Según lo descubierto, para esa época los vasos ya eran individuales. En un pasado se tomaba desde un cuenco común con pajitas, por lo que el pasaje a un medio individual implica avance social y además, diferencias de estatus entre los bebedores.
¿Cómo se logró la información?
A la hora de analizar los cuencos y vasijas los investigadores tuvieron el problema de la contaminación de las muestras. Los objetos llevados al laboratorio estaban a veces contaminados con filtro solar usado por los excavadores. Los componentes de ese producto son similares bajo el microscopio a los del vino, lo que puede confundir. Por eso finalmente decidieron ir al sitio de excavación y hacer las pruebas allí mismo, en objetos que no hubieran sido tocados antes.
La técnica usada fue la de cromatografía de gases, la cual podría servir en un futuro para analizar otros componentes en objetos antiguos. Claro que muchos de ellos ya fueron contaminados al ser descubiertos. Esto podría llevar a una nueva forma de tratar esos utensilios desenterrados en sitios de excavación.
Fuente: VIX
