Hace algunos años, los astrónomos han estado trabajando en la búsqueda de un noveno planeta en el Sistema Solar. Hay evidencias de que algo realmente masivo (10 veces más que la Tierra) ondea en los confines de nuestro sistema planetario, y es lo suficientemente grande como para notar sus efectos: hay algo que deforma gravitatoriamente las órbitas de objetos más pequeños, en una distancia de 10 a 20 veces más lejos de lo que está Plutón. Y, sin embargo, sigue ocultándose a simple vista.
La última prueba para respaldar la existencia del Planeta Nueve es un asteroide llamado 2015 BP519, descubierto hace tres años en los vastos alcances del cinturón de Kuiper (una región del Sistema Solar más allá de Neptuno). Ahora, sabemos que este asteroide posee una extraña órbita elíptica que sugiere que algo gigantesco está tirando de él.
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En un nuevo estudio dirigido por Juliette Becker, una estudiante de posgrado de la Universidad de Michigan, un grupo de investigadores describe el descubrimiento de BP519 a través del Dark Energy Survey, una colaboración internacional que utiliza observaciones visibles y cercanas al infrarrojo para estudiar la expansión del universo. La autora afirma que “este asteroide tiene un óvalo más grande inclinado a más de la mitad de su camino”.
Ahí es donde entra la influencia del Planeta Nueve. “Si existe, podría atraer a objetos y hacer que sus órbitas cambien de una sistema parecido a cómo lo hace la órbita de BP519”, afirma la misma experta.
Por otro lado. muchos descubrimientos han hecho los científicos, ya que recientemente se respondieron las preguntas que se tenían sobre los rayos de Júpiter.
Se conoce que la distribución de los rayos en el planeta gigante es diferente a lo que se observa aquí, lo que llevó a los investigadores a preguntarse qué está sucediendo en la atmósfera de Júpiter. Lea más en Tn8.tv