Un equipo de científicos estadounidenses ha podido ubicar en el lecho del Pacífico y extraer a la superficie dos pequeños fragmentos del meteorito que atravesó la atmósfera de la Tierra el pasado 7 de marzo. Según informó este viernes New York Post, la NASA tenía una idea bastante exacta de dónde había impactado en el océano el meteorito y la búsqueda tardó pocas horas.
A ello contribuyeron los 22 informes de distintos astrónomos y testigos que avistaron una bola de fuego sobre la costa oeste que la American Meteor Society registró el día después de la caída, menciona Daily Mail. "Muchas fuentes de noticias informaron sobre un destello de luz y un boom que se escuchó a lo largo de la costa del [estado de] Washington", escribieron los investigadores de la Red Sísmica del Pacífico Noroeste semanas más tarde del suceso.
La región de búsqueda fue bastante pequeña y se situó aproximadamente a 26 kilómetros de la costa estadounidense, frente a la aldea indígena de Quinault. Los investigadores desplegaron bajo el agua durante 7 horas dos vehículos autónomos, Hercules y Argus, operados con mando a distancia.
La basura espacial equivale a toda la estructura de metal de la Torre Eiffel
Los dos cuerpos sólidos desenterrados fueron 'cazados' por una placa magnética experimental diseñada para rastrear a través del barro, en coordinación con otras herramientas.
El experto de la NASA, Marc Fries, dijo que los fragmentos "se derritieron y fluyeron como el esmalte sobre la cerámica cuando entraron en la atmósfera".
Por ahora la estimación de ambos como fragmentos de un objeto espacial es preliminar. Los tripulantes de la embarcación Nautilus, la cual los elevó, solo han podido someterlos a un breve análisis de camino al puerto. Los expertos creen que son productos de fusión concretados después de que la capa exterior del meteorito se evaporara, algo que aún debe comprobar un laboratorio de la NASA.