Hay señales de que la Luna puede tener una ligera atmósfera de partículas de polvo en movimiento. Estas suben y bajan constantemente de la superficie de la Luna, creando una "atmósfera de polvo" que parece inmóvil pero se compone de partículas de polvo en movimiento constante.
Hay preocupaciones de que el polvo lunar pueda tener efectos perjudiciales tanto en la tecnología de un asentamiento en la luna como en la tripulación que la mantenga.
Harrison Schmitt fue quizás el primero en sentir los efectos del polvo lunar en su cuerpo. El astronauta del Apolo 17 llevó un poco a la nave y sin querer lo respiró. Por una jornada tuvo lo que llamó «fiebre lunar». Está condición ahora es conocida, pero parece que sus efectos van más allá de un simple resfrío.
A diferencia del polvo que existe en la Tierra, no ha sufrido la erosión porque la Luna no tiene viento. Los trozos son puntiagudos y al entrar en contacto con los pulmones al respirar pueden afectar profundamente. Si causan la suficiente irritación incluso pueden ocasionar enfermedades más graves, como cáncer.
La NASA está probando unos paneles cargados eléctricamente capaces de expulsar el polvo. Ya están siendo testeados en la Estación Espacial Internacional, pero pronto podrían incorporarse en los trajes de los astronautas.
Pero ¿Podría esto ser una razón para nunca mas pisar la luna?
Si bien es cierto hace décadas que no hay misiones con tripulantes a la luna, hace pocos meses, el empresario multimillonario Elon Musk organizaba un despliegue mundial para retransmitir en directo el despegue de su nave FalconX, con la que pretende, en pocos años, llevar a la gente de turismo a la Luna. Sin embargo, los recientes estudios podrían detener, por el momento, el sueño de la humanidad de regresar a nuestro satélite ya que inhalar polvo lunar está resultando ser mortal.
