La actividad del temible volcán Kilauea que en las últimas semanas se ha ido incrementado en el estado estadounidense de Hawái fue captada desde el espacio por el astronauta Andrew Feustel de la NASA, integrante de la tripulación de la Estación Espacial Internacional (EEI).
Feustel tomó una fotografía del coloso en el momento en que arrojaba una gran columna de vapor acompañada de ceniza a más de 402.336 metros de altura.
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La imagen se corresponde al respiradero del mirador o Halema'uma'u, considerado como uno de los destinos populares en el Parque Nacional de los Volcanes de Hawái que ahora se encuentra cerrado para los turistas debido a la emergencia eruptiva.
Según los vulcanólogos del Servicio Geológico de Estados Unidos en este respiradero podría registrarse una violenta erupción.
En este sentido, los vulcanólogos de la isla advierten de la importante actividad explosiva cuando la lava caiga por debajo de la capa freática de la isla. Esto ya ocurrió en 1924, cuando los desprendimientos de rocas taponaron el respiradero del volcán y el vapor de la capa freática provocó una enorme acumulación de presión y una explosión.
It is easy to see the activity on Hawaii’s #Kilauea Volcano from @Space_Station. We hope those in the vicinity of the eruption can stay out of harm’s way. pic.twitter.com/osTn3fH073
— A.J. (Drew) Feustel (@Astro_Feustel) May 14, 2018
Los científicos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) comentan que el movimiento de magma ya ha causado muchas fracturas en las rocas. En el caso de que la lava entrara en contacto con las aguas subterráneas, podrían ocurrir fuertes explosiones de vapor. Una explosión de estas características podría expulsar al aire rocas de varias toneladas.
Donald Swanson, un volcanólogo del USGS, dice que una hipotética explosión "provocaría riesgos de todas las escalas". Según el científico, el área cerca del cráter correría el riesgo de impacto de bloques de rocas de entre 10 y 12 toneladas de peso. Además, zonas situadas en un radio de varios kilómetros recibirían el impacto de rocas más pequeñas, "del tamaño de canicas". Y a una distancia de 30 kilómetros a sotavento se podría ver "ceniza flotando en el cielo como si fuera nieve".