La proverbial capacidad de los loros de imitar la voz humana los ha convertido en animales muy populares, en simpáticas mascotas preferidas por muchos y en protagonistas de una infinidad de chistes en los que siempre dicen lo que no tienen que decir o profieren los más divertidos insultos, amparados en su inocencia animal.
Al mismo tiempo, esta peculiar característica de los loros ha sido naturalmente motivo de toda clase de debates, estudios y especulaciones en la comunidad científica, que ha intentado comprender y explicar por qué los loros hablan.
Hablando como loro
Todos los animales tienen su propia clase de lenguaje y comunicación, algunas aves han probado que aprenden a comunicarse con sonidos mediante el aprendizaje social u observacional; esto es, imitando conductas que observan, generalmente en sus padres o en aves dominantes de la bandada, y que luego adoptan al experimentar consecuencias deseables y positivas de ellas (cierto sonido equivale a recibir comida, por ejemplo).
Los loros no poseen cuerdas vocales, pero sí pueden alcanzar tonos y sonidos diferentes de las demás aves utilizando músculos y membranas en la garganta, particularmente la siringe.
Esto puede explicar el hecho de que, cuando son enseñados desde muy pequeños, los loros puedan imitar los sonidos de la voz humana, probablemente a cambio de premios y recompensas.
Pero la gran pregunta es: ¿Los loros simplemente imitan mecánicamente una serie de sonidos que se asemejan a las palabras que utilizamos, o en el proceso ocurre algo así como una comprensión del lenguaje?
En general, los loros son ampliamente considerados como las aves más inteligentes, aunque la capacidad para imitar el habla humana varía entre las diferentes especies.
Algunas aves de la familia de los córvidos (que incluye al cuervo común) pueden imitar apenas algunos vocablos o frases, pero el periquito común (periquito australiano o cotorra), una de las mascotas más populares solamente por detrás de perros y gatos, puede tener un vocabulario de hasta 2000 palabras.
La pregunta de por qué imitan la voz humana sigue sin tener una respuesta concreta o definitiva, pero se ha asociado a los loros con mayor capacidad para imitar el habla con cierto grado de inteligencia.
La famosa etóloga estadounidense Irene Pepperberg condujo un estudio sobre la capacidad de aprendizaje en un loro gris africano llamado Alex. Alex fue entrenado para utilizar palabras que sirvieran para identificar objetos, describirlos, contarlos o incluso responder preguntas de cierta complejidad, como «¿cuántos cuadrados hay en esta figura?». Alex tuvo un acierto de 80% en las pruebas realizadas.
Alex, denominada el ave más inteligente, dejó una profunda huella en la comunidad científica, y el impacto que causó su muerte se puede ver en este segmento presentado por Neil deGrasse Tyson.