Un grupo de científicos ha descubierto una amenaza oculta en las congeladas tierras del Ártico: enormes reservas naturales de mercurio, un metal pesado y tóxico que en ciertas condiciones puede acumularse en peces y otros animales y causar serios problemas de salud en humanos.
Un estudio publicado esta semana en la revista Geophysical Research Letters informa que hay 32 millones de galones de mercurio atrapados en el permafrost ártico, la capa de suelo permanentemente congelado. Esta cantidad es, según señalan los expertos, 10 veces mayor que todo el mercurio que la humanidad ha liberado a la atmósfera por la quema de carbón y otras fuentes de contaminación en los últimos 30 años.
A medida que el cambio climático calienta la Tierra, el descongelamiento del permafrost podría liberar cantidades significativas de mercurio en el ambiente, lo que permitiría que se acumulen mucho más contaminantes en la atmósfera y en las cadenas de alimentación o red trófica.
Algo insólito están haciendo los peces raya con sus huevos, según estudio
"A medida que se derrita el permafrost en el futuro, parte de este mercurio se liberará al ambiente, con un impacto desconocido para las personas y nuestros suministros de alimentos", subrayó uno de los co-autores del estudio, Kevin Schaefer, científico del Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo en Boulder, Colorado (EE.UU.).
De acuerdo con el también co-autor Paul Schuster, "las consecuencias de que este mercurio se libere en el ambiente son potencialmente enormes, porque el mercurio tiene efectos sobre la salud de los organismos y puede viajar a lo largo de la red alimentaria, afectando negativamente a las comunidades nativas".
La exposición al mercurio, incluso en pequeñas cantidades, puede ser fatal y causar graves problemas de salud, como temblores, insomnio y pérdida de memoria. Esta sustancia química también puede provocar ceguera, insuficiencia renal y pulmonar, según la Organización Mundial de la Salud.