Un importante estudio ha identificado algunas especies de hormigas que poseen agentes antimicrobianos, por lo cual se esta llevando a cabo una fuerte búsqueda de nuevos antibióticos que puedan usarse en humanos.
El nuevo estudio fue publicado en Royal Society Open Science, con el fin de llegar a profundidad y seguir muy de cerca este tema, el cual sería de mucha importancia para la salud de todos.
"Estos hallazgos, explica en un comunicado el autor principal del estudio Adrian Smith, sugieren que las hormigas podrían ser una fuente futura de nuevos antibióticos para ayudar a combatir las enfermedades. Una especie que analizamos, la hormiga ladrona (Solenopsis molesta), tenía el efecto antibiótico más potente de todas las especies que probamos, y hasta ahora, nadie había demostrado que lo utilizaran”.
Para este estudio, los investigadores probaron las propiedades antimicrobianas asociadas con 20 especies de hormigas. Para ello utilizaron un solvente para obtener todas las sustancias en la superficie del cuerpo de cada hormiga. La solución resultante se introdujo luego en una suspensión bacteriana. El crecimiento de las bacterias en la suspensión se comparó luego con el crecimiento de bacterias en un grupo de control.
Si las bacterias cultivadas en la solución de una hormiga crecían menos que las del grupo de control, eso significaba que allí había un agente antibacteriano. La suspensión obtenida de las hormigas ladronas, no mostró crecimiento bacteriano en absoluto.
Los investigadores encontraron que 12 de las 20 especies de hormigas estudiadas, tenían algún tipo de agente antibacteriano en sus exoesqueletos, incluidas algunas especies, como la mencionada hormiga ladrona, que no se había demostrado previamente que lo tuvieran.
"Encontrar una especie que contenga un poderoso agente contra las bacterias es una buena noticia, añade Smith, pero el hecho de que tantas especies de hormigas parecen tener poca o ninguna defensa química contra los patógenos, también es importante".
Los investigadores advierten que este estudio es un primer paso, y que tiene limitaciones. Por ejemplo, los investigadores utilizaron solo un agente bacteriano en sus pruebas, lo que significa que no está claro cómo se comportaría cada especie contra otras bacterias.
“Los próximos pasos incluyen probar especies de hormigas contra otras bacterias, determinar qué sustancias producen los efectos antibióticos y si las hormigas las producen u obtenerlas en otro lugar, y explorar qué estrategias alternativas usan las hormigas para defenderse contra los patógenos bacterianos”, concluye Smith.